Wednesday, February 3, 2016

La vegetación presente en la pampa del Tamarugal a mediados del siglo XVIII: un testimonio veraz del cartógrafo Antonio O´Brien


Dr. HORACIO LARRAÍN BARROS

Presentamos en este segmento del blog  un análisis de la vegetación  que existía en la Pampa del Tamarugal  en la época del Teniente de Gobernador don Antonio O´Brien  en agosto de  1765, fecha que estampa en su famoso Plano. O´Brien se distinguió en su tiempo por sus habilidades cartográficas. Disponemos hoy, por tanto, de lo que podríamos llamar "fotografías" de la época. Tal como lo explicamos en detalle más abajo, al traer a colación sus propios textos, nos interesa saber  qué especies vio y distinguió este cartógrafo así como conocer su abundancia relativa, la  que trató de expresar gráficamente en su Plano de la "Pampa de Yluga" y en su famosa Descripción.  O´Brien denomina "Pampa de Yluga"  a esta extensa  pampa o planicie que se extiende al Este y frente a la quebrada de Tarapacá, en la zona de su desembocadura en la pampa del Tamarugal.  Es la área donde los potentes derrames de aguas  producidas por  los aluviones provenientes de las quebradas de Aroma, Tarapacá y Quipisca, permitieron, desde tiempos indígenas, establecer esporádicas chacras de cultivo y cabañas de emergencia, durante los cortos meses de existencia de agua.

¿Dónde se hallaba  Yluga?.  ¿Un sitio específico o un área?

Yluga es un topónimo  cuya ubicación exacta hasta hoy ha escapado por completo a la pericia y diligencia  de los investigadores  (etnohistoriadores o arqueólogos). Se supone haya sido un pequeño punto de descanso, en plena pampa,  en la ruta o huella que desde  Tarapacá, iba hacia el Mineral de Huantajaya, en la costa. Tal vez - así lo sospechamos- coincida con el sitio llamado "Ramainga"  (¿ramada del Inca?) que según el testamento del  encomendero  Lucas Bartínez Begaso era un lugar, en plena pampa,  donde se hacía carbón para las explotación de la plata del mineral de Huantajaya, junto a Iquique.  Yluga, [seguramente Iluca, en idioma indígena] seguramente, quedaba en dirección a dicho mineral, sito en la cordillera de la costa,  como el Plano  y el trazado de sus caminos parecen corroborarlo. El hecho de que allí tuviese el citado encomendero esclavos negros haciendo carbón hacia el año 1560, probaría que dicho lugar era una potente arboleda en su tiempo. Solo en tales sitios se justifica  producir carbón de leña.  El topónimo sobrevivió hasta  mucho después de la época de O´ Brien, pero  no  ha sido posible hasta ahora hallar el lugar mismo, que pudo haber sido arrasado por algún potente aluvión. El geógrafo peruano Mateo Paz  Soldán  en su Geografía del Perú   (Tomo I, Librería de Fermin Didot hermanos, París,1862), lo posiciona en plena pampa. Algún día, tal vez, avezados arqueólogos descubrirán las ruinas de este lugar cuya existencia histórica estaría bien documentada. De existir aún  hoy sus rastros, como sospechamos, ello nos depararía muchas sorpresas. 


Fig. 1. Firma de don Antonio O´Brien y dedicatoria de su obra sobre Tarapacá al Virrey de España en Lima.  Dice textualmente: "con el más profundo respeto y veneración queda a los pies de Vuestra Excelencia, su más rendido criado, Antonio O-Brien".
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Fig. 2. el Virrey del Perú  el barcelonés don Manuel de Amat y Junyent   (1704-1782), quien nombró a O´Brien como Teniente de Gobernador de Tarapacá e Inspector de minas del mismo distrito. (Imagen tomada de Internet). Amat  ejerció el cargo de Virrey del  Perú entre los años 1761 y 1766 y encargó a O´Brien numerosos  trabajos, conociendo de cerca sus notables habilidades.

Fig. 3.  Vista del Plano de la Pampa de Yluga, conservado en el Museo Naval de Madrid. La imagen es borrosa, por lo cual hemos puesto la  transcripción de la leyenda del mismo (que figura en el recuadro, a la derecha) en nuestra figura siguiente  (Fig.4). Este es uno de  los  varios planos que O´ Brien elaboró en la zona de Tarapacá.   Debemos la fotografía al historiador don José María Casassas quien gentilmente nos la obsequiara  en el año 1972 en Antofagasta.

Fig. 4. Detalle de la leyenda del Plano de la Pampa de Yluga, tomado de nuestro trabajo: "Antecedentes históricos para un estudio de la re-utilización de suelos agrícolas en la pampa del Tamarugal, Provincia de Tarapacá, Chile", publicado en  la revista Norte Grande, Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile  (Vol. Nº 1,  1974, frente a pg.  22). En el número 28, se reseña explícitamente un tipo particular de vegetación descrito como  "monte bajo que llaman pillallas".
  
Para formarnos una idea más precisa  del valor e importancia de estas referencias,  entregamos aquí una transcripción nuestra de unas  páginas de su famosa descripción donde se refiere a la vegetación..

Páginas de la Descripción original de 1765.

A continuación, presentamos las tres páginas del original colonial de la "Descripción" de donde extractaremos, más abajo, en forma sintética,   la información relativa a la flora presente en dicha pampa en dicho año 1765.  Después, analizaremos  el texto en detalle, haciendo ver sus aportes.

Fig. 5.  Primera página de la descripción de la Pampa de Yluga que se inicia en el número marginal  75 de su Descripción general. Para él, esta  planicie  se inicia en  la quebrada de Arica y acaba en el límite con Chile. Corresponde, pues, a lo que los geógrafos denominan  la "depresión intermedia"  que por el sur,  termina en el curso del río Loa.  (Número marginal  76 del original).
  
Fig. 6.  Segunda página de la descripción. Aquí se mencionan  en forma particular las especies de árboles y arbustos que conforman la arboleda del Tamarugal en esa fecha.



Fig.7.  Tercera página de la descripción.


La Descripción de la Pampa de Iluga por Antonio O´Brien en 1765.

Muy pocos lugares de Chile actual tienen el notable  privilegio de contar con una antigua,  minuciosa y detallada  descripción de su geografía,  hidrología y  de su flora  particular. Este documento es un retrato fiel del aspecto que ofrecía la pampa al observador atento, hace exactamente  250 años, antes de que se iniciaran las primeras exploraciones para explotar del salitre natural de su suelo. Contamos, para fortuna nuestra,  con una fina y perspicaz descripción y, por añadidura,  con un excelente Plano ilustrativo que abarca una extensa superficie entre la quebrada de Aroma, por el norte, y la localidad de Pica, por el Sur en la actual Región de Tarapacá. (Norte de Chile). En él, las corrientes de agua, los caminos y sobre todo  las zonas arboladas con diferentes especies vegetales, merecen una mención especial. 

Muerte  lenta y silenciosa del Tamarugal en la actualidad. 

 El tema es hoy de renovado interés científico, por cuanto   los bosques del Tamarugal, replantados pacientemente por la Corporación Nacional Forestal (Corfo), entre los años   1960 y 1972,  están muriendo hoy lenta pero inexorablemente a vista de ojos. Basta  hacer un breve recorrido por la carretera panamericana entre Pozo Almonte y la antigua estación de ferrocarril en Pintados, para ver   cientos de hectáreas de  árboles ya crecidos,  totalmente secos hoy, o a punto de perecer.  ¿La causa?. El fuerte descenso de las napas freáticas  y la falta de una adecuada recarga  de los sedimentos de la pampa, por la disminución notoria de las lluvias en el altiplano, los efectos directos del calentamiento global y,  sobre todo,  la extracción masiva  e incontrolada de aguas fósiles  del subsuelo tanto en el piso mismo de la pampa como en las localidades de La Tirana, La  Huayca y los oasis  piemontanos de Pica y Matilla. No existe reglamentación alguna al respecto y mucho menos una fiscalización de pozos y sondajes profundos los que han proliferado de una manera escandalosa en la zona.
Cualquier  medida futura de  replantación en esta extensa pampa, requerirá de ingentes cantidades de agua, las que solo cabe obtener  mediante  el uso de agua  de mar desalinizada, pero necesita, además,  del apoyo del conocimiento histórico para saber  cuál fue la zona arbolada en el pasado, qué especies prosperaron en ella  y qué aspecto presentaba ésta hace dos siglos y medio. 

¿Qué sabemos  del bosque  del Tamarugal en el siglo XVIII?.

Solo a partir del año  1765 tenemos noticias   detalladas y fidedignas sobre el estado de la vegetación en la pampa  que hoy llamamos "Pampa del Tamarugal" en la depresión intermedia de la Primera Región de Chile. Con anterioridad, las noticias son muy vagas e imprecisas y no nos permiten  obtener un cuadro coherente  sobre  el aspecto de este bosque del tamarugal en los siglos XVI y XVII. Las Crónicas españolas nos refieren  las peripecias de los viajes de los conquistadores Diego de  Almagro y Pedro de Valdivia con frases  lacónicas y poco expresivas. En ninguna de ellas  hay referencia clara  a los bosques del Tamarugal, aunque sí con frecuencia la   suma escasez de población,   a la sal acumulada en su superficie y a la terrible  falta de agua del trayecto y la necesidad de llevarla en cueros de animal (odres).

La cita del texto de  O´Brien.
Por eso es de especial interés,  a este propósito,  citar ad litteram la magnífica y  detallada descripción que nos dejó don Antonio O´Brien,  Teniente de Gobernador de Tarapacá en el año  1765 en el capítulo VII de su Descripción que titula:  "Descripcion del valle o Pampa de Yluga y de el Tamarugal". Nos circunscribiremos tan solo a las referencias  explícitas que allí se hace a la flora local que a él le tocó observar personalmente y en la que se fijó en forma particular. En otros capítulos de este blog nos hemos referido a este notable personaje, don Antonio O´Brien y su rol  de inspector de las minas. Su nominación como Teniente de Gobernador, con residencia habitual en el pueblo de Tarapacá, le permitió conocer palmo a palmo la región y sus contornos, así como sus problemas y necesidades. (Consulte nuestras etiquetas:  Antonio O´Brien,  Mineros de Tarapacá, Minería de la plata,  Pampa del Tamarugal).  

Texto parcial de la Descripción  (referente a la vegetación).

"Es un territorio  que según las señas y experiencia que se tiene, ha sido fertilísimo, no pudiendo dudarse que lo es y que lo volverá a ser siempre que se le introduzca agua que los riegue. Se ven en este territorio muchas y dilatadas chacras, en las que permanecen  los rastrojos del trigo y maíz que produjeron.  Asimismo, hay en él gran cantidad de árboles que llaman tamarugos, algarrobos y molles, muchas y crecidas retamas con un espeso e intrincado bosque de monte bajo, que en parte lo hacen impenetrable, por esta parte frente del pueblo de Pica. Y es bastante húmedo y muy abundante de agua subterránea; hay en este sitio en el camino que se sigue desde el dicho pueblo [de Pica] para el cerro de San Augustín de Guantajaya, dos pozos que llaman Puquios, el más profundo es de catorce varas, y por lo regular tiene tres [varas] de agua y solo sirven para dar de beber a los que transitan por este camino porque hasta ahora no ha habido quien hubiere hecho una noria u otra máquina para regar algunas tierras. Es en algunos parajes salitrosa,  por la parte que sigue a la costa, pero a más de no ver mucho el salitre, es superficial, criando una costra de  cuatro a seis dedos de grueso, y el terreno debajo de esta costra es gredoso y dulce, y todo el resto de la Pampa es especial tierra para trigo y maíz. La última cosecha que se cogió seis años ha, llegó a dar ciento treinta y dos fanegas de trigo por  una, y desde entonces no ha vuelto a sembrar en ella por falta de agua".  (Transcripción nuestra tomada directamente de una fotocopia del original del Archivo de Indias, 1765,  Nº 76;  cfr. Archivo de Indias, Legajo Charcas, 490, Nº 76)  Solo se modernizó la grafía, ortografía y sintaxis  de acuerdo al idioma español actual,  para facilitar su lectura, sin cambiar ni una sola palabra del texto).

De este extraordinario texto deducimos lo siguiente:

1. En tiempos de O´Brien había,  en lo que hoy conocemos como Pampa del Tamarugal, "gran cantidad de árboles".  Es decir, se mantenía todavía bien conservado el  tupido bosque en  numerosos sectores. Esto a pesar de la intensa explotación  realizada  por los encomenderos de Tarapacá en el siglo XVI y, antes aún, por el Inca para la obtención del mineral de plata de Huantajaya.  El Plano de la Pampa de Yluga  ilustra claramente las áreas vegetadas,  señalando  mediante una simbología  clara e inteligible, los sectores de mayor densidad de árboles y/o arbustos.
2. Distingue nítidamente O´Brien tres especies arbóreas allí presentes: tamarugos [Prosopis tamarugo], algarrobos [Prosopis alba]  y  molles  [Schinus molle].  Con estos mismos nombres los  denomina O´Brien, siendo entre éstos "molle"   [mulli],  el único nombre  de árbol de raíz indígena original.
3. Añade, como dato muy importante, la presencia de  un "bosque" de"monte bajo" que denomina "pillalla"  matorral que  a veces presenta tal densidad que  impide atravesarlo. Se refiere- lo sabemos bien- a la especie arbustiva Atriplex atacamensis, que forma  enormes conjuntos de forma   circular u oval, a  veces de  muchos metros de contorno.  Esta especie endémica de Chile es conocida en Antofagasta y en la IIIª Región de  Chile con el nombre indígena de  "cachiyuyo"  o "hierba de la sal" en lengua quechua. El término  indígena de pillalla, en cambio, sospechamos sea probablemente de origen local, posiblemente puquina. En todo caso, ciertamente, no es ni quechua ni tampoco aymara. En efecto, la desinencia final  -alla-  está presente en algunos topónimos de esta región  como Cumiñalla, en el Salar de Pintados.
4. Alude concretamente a las grandes siembras de maíz y trigo  en "chacras" que se hacían en sectores de la pampa cuando bajaba el agua de aluvión por las quebradas. Estas chacras  las dibuja  con especial esmero indicando con el número 27  su presencia  mediante un cuadriculado ad hoc. Una  de estas chacras se muestra en el Plano rodeada de un seto de árboles vivos, lo que sugiere al investigador   su plantación ex professo por los agricultores  como protección, tal vez, contra  los excesos destructivos del aluvión, o como defensa contra los vientos.

5. Las "crecidas retamas" de que nos habla O´Brien son las  plantas que hoy  llaman los habitantes  locales como "retamillas" o  "retamas" y corresponden al arbusto Caesalpinia  aphila de la  familia Leguminosae. (Subfamilia Caesalpiniaceae).  Este arbusto tiene hojas diminutas o totalmente ausentes y numerosos tallos largos y flexibles. Al florecer en los meses de septiembre hasta noviembre, se llenan de vistosas flores de un color amarillo intenso  con tintes de rojo. Su fruto, es una vaina. En sus flores se suele hallar un pequeño coleóptero de la familia Buprestidae, del género ---  y son polinizadas, además, por abejas silvestres del género Centris   sp.  que anidan bajo tierra. 

Un nuevo texto de O´Brien, continuación del anterior,  nos ilustra sobre otros aspectos importantes relativos a la forma de explotación de la flora local,  en los que el inteligente Teniente de Gobernador fija su atención  con una mirada que hoy día  clasificaríamos de  eco-antropológica o simplemente ecológica. Hélo aquí:

"77....Mucha parte de este valle cría con las humedades  de las nieblas y las que coge el terreno con  el agua que corre de las quebradas que he dicho [nombró más arriba a Aroma, Tarapacá, Mamiña, Macaya y la de La Calera],  un monte bajo y espeso que llaman Pillayas [se trata de Atriplex atacamensis]; cuando están verdes las comen las mulas. Este monte de arboleda se ha secado mucha parte de él en las inmediaciones de la Quebrada de Tarapacá por dos razones: la primera, porque siendo el terreno más alto, parece que las aguas subterráneas corren más profundas y no alcanzan los árboles tanta humedad como necesitan para su conservación no obstante que todavía  hay muchos algarrobos, tamarugos y molles en esta parte.
78. La segunda, porque es mucha la cantidad de ellos que cortan para leña, hacen carbón y otros menesteres, siendo lo que más destruye esta arboleda el modo  que tienen de hacer el carbón que es como dije:  cortan los árboles y los destrozan y cuando están secos, juntan una cantidad de ellos y les pegan fuego sin otra precaución alguna, y cuando les parece que están  pasados de fuego los apagan con tierra y sucede que si pusieron cien quintales de leña, sacaron veinte o veinte y cinco de carbón bien malo, y de este modo han destruido  la mayor parte  de la arboleda, con muy poca utilidad, y si no se pone remedio, vendrán a quedar en menos tiempo del que piensan, sin leña ni carbón ni donde ir a buscarla. 79.  Toda esta pampa o valle es despoblada y en ella no hay parte alguna que no pertenezca a Su Majestad (que Dios guarde)".(énfasis nuestro).

Comentario nuestro:

1. Advierte O´Brien con mucha perspicacia y con una mirada  que hoy llamaríamos ecológica, acerca del peligro derivado del modo abusivo y destructivo de explotación contemporánea de la leña y carbón en estos bosques. Si siguen procediendo así- señala- acabarán pronto con la arboleda.
2. Se indica en forma tajante que  no hay en esa época  [1765] habitantes estables en esta extensa pampa. Este dato es muy interesante pues comprobaría  que  aún no  se ha iniciado  aquí  la instalación de buitrones de beneficio de la plata en la pampa, cerca y alrededor de la actual población de La Tirana.  La actividad que aquí se realizará más tarde  en torno a estos buitrones exigía ya , de facto,   una forma de poblamiento al menos semi-permanente.

3. El autor  identifica aquí las expresiones  "pampa" y "valle" de Tarapacá. Por tanto, O´Brien distingue dos entidades diferentes: por una parte  la quebrada de Tarapacá  y por otra, su valle o pampa aledaña.  De ambas, traza excelentes planos. Sobre este tema, puede consultarse el artículo del arquitecto-historiador  iquiqueño Patricio Advis: "El alcance geográfico del nombre Valle de Tarapacá en la temprana Colonia"Revista Camanchaca, 1989, Nº 8, Taller de Estudios Regionales  (TER),  Iquique.

4.  Aunque no se nombre explícitamente a esta especie como  parte del "monte bajo" señalado por  O´Brien, hubo y hay aún en sectores del Tamarugal otro arbusto muy común en esta pampa: la sorona o brea   (Tessaria absynthioides).

5. Para   tener una idea más precisa de todas las especies que todavía hoy pueblan esta pampa y  sectores aledaños, véase nuestro artículo en este mismo blog:  "Flora endémica de la Pampa del Tamarugal y oasis aledaños: su uso en el pasado y en la actualidad", (Sábado 17 de Enero de 2009).

6. Somos de opinión de que "Yluga"   para O´Brien designa un sitio específico, no una comarca o área extensa,  razón por la cual geógrafos como Paz Soldán le adscribe  un punto específico en su Plano. Era tan importante  dicho lugar a los ojos de O´ Brien  que designa a toda la pampa con dicho nombre, anotándolo como un sinónimo de "Pampa del Tamarugal". La razón, en  nuestra opinión, es que  la tupida arboleda nativa y endémica  del Tamarugal existente en esa época, se hallaba situada en la planicie,  frente a la desembocadura  de las quebrada de Tarapacá, Quipisca  y  Quisma (Pica-Matilla). Al Norte  de la quebrada de Aroma  no había arboleda alguna, al parecer.  Los caminos  desde Tarapacá y Pica hacia la costa, en el Plano de O´Brien  atraviesan estas extensas arboledas, donde habría, seguramente, pequeñas postas de auxilio o tambillos  para los  caminantes, dotadas de  sombra, leña, agua y algunas provisiones.



                                 

Fig. 8.  Retama o retamilla (Caesalpinia aphila; Familia Leguminosae). Todavía  se puede observar conjuntos sobrevivientes de esta especie a unos  5 km  hacia el Weste de la localidad de La Tirana,   a corta distancia de la carretera panamericana N-S. Esta planta  fue  muy utilizada  hasta el siglo pasado para   techar cabañas o refugios y  para  armar las paredes de las mismas.  Alcanza una altura  máxima de unos  3.50 m.

                           
Fig. 9.  Ejemplares  de tamarugo (Prosopis tamarugo)   a unos  3-4 km al sur de la Tirana. Pueden alcanzar hasta los  10-12 m de altura sobre el suelo.

                             
Fig. 10.  Conjunto de pillallas (Atriplex atacamensis) visible hoy a un costado de la ruta actual  que conduce a La Tirana, a unos  4-5 km  del cruce de la Carretera Panamericana N-S.

                             
Fig. 11. Conjunto antiguo de algarrobos  (Prosopis alba) junto al socavón de Comiña, entre  los pueblos de Matilla y Pica. 

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De ECO-ANTROPOLOGÍA (blog del autor), 30/01/2016

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