Más que
contar, me cuento. Es mi inclinación afortunada o nefasta, dependiendo del
ánimo o la distancia con que se observe. El resto es adherencia, contexto,
conjetura. Los colores van por cuenta de Nabokov. Es decir, a él le debo la
importancia de ese aspecto narrativo. Y a Rulfo la inmensidad de un mundo
hostil e inevitable. A Bukowski cierto cinismo, cierta orfandad de pugilista
arrinconado. De Philip Roth intento adquirir su experticia para bucear en el
alma compleja. Allí donde la moral o la religión son meras excusas de
superficie para sobrevivir o doblegar a otros. De Joseph Roth, el santo
bebedor, su ternura para retratar personajes que no encuentran su sitio. De
Henry Miller, su chisporroteo nihilista. De Céline su poesía. De Foster Wallace
su meticulosidad extravagante. De Joyce, su humor. De Bashevis Singer, la
escafandra ciega para respirar en un mundo tan injustamente usual.
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De
CUADERNOS DE LA IRA (blog del autor), 12/02/2016
Gracias, querido amigo. Un fuerte abrazo.
ReplyDeleteTextos como piezas de orfebrería, querido Jorge. Gracias.
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