FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Chamán
Editorial: Chamán
SINOPSIS:
Con Breve
Historia del Circo, Cerezal nos regala, en un diario compuesto de prosa
poética, poesía prosaica y fotografías urgentes, el desnudo frontal de su
persona y sus sentimientos durante los más de dos años que vivió en Bolivia, como
responsable de una pequeña ONG orientada a proporcionar un futuro plausible a
niños que vivían y/o trabajaban en las calles de la ciudad de Cochabamba. La ya
de por sí compleja vivencia del autor se vio afilada por la realidad de una
paternidad en desarrollo. El fruto literario de dicha experiencia es una obra
de indudable cariz poético e ineludible sentir solidario que enfrenta, con
verbo y latido, la quietud egoísta de estos tiempos que vivimos.
OPINIÓN:
Dice Esther Peñas
que es un libro indómito en su clasificación, y estoy de acuerdo. Chamán lo
incluye en su colección ‘Chamán ante el fuego’ y quienes seguimos la editorial
sabernos que es su línea de poesía. Sin embargo, apenas habrá quince poemas
recogidos en la obra, junto con otras tantas fotografías y un grueso cuerpo
narrativo. Pero basta asomarse al primer capítulo para entender lo acertado de
la clasificación que sus editores han dado a la obra, que por otro lado también
podría considerarse una suerte de diario, una aproximación al ensayo e incluso
un libro de viajes, con su correspondiente (y muy destacable) parte de viaje
interior. Y si alguien les habla de ‘la novela’ de Pablo Cerezal, pues tampoco
se equivoca. Esto es literatura, y de la que un lector exigente agradece que
caiga en sus manos.
Cochabamba existe, es una ciudad boliviana, capital del departamento homónimo y de la provincia de Cercado (gracias, Wikipedia), pero Cerezal la hace suya durante la narración, convirtiéndola en su Macondo particular, un ente más allá del lugar y protagonista en la narración, como su gato o los niños por los que vela.
Cochabamba existe, es una ciudad boliviana, capital del departamento homónimo y de la provincia de Cercado (gracias, Wikipedia), pero Cerezal la hace suya durante la narración, convirtiéndola en su Macondo particular, un ente más allá del lugar y protagonista en la narración, como su gato o los niños por los que vela.
En cuanto al
título, dice el autor: ‘mi vida en Cochabamba fue puro circo […] he aprendido a
valorar las relaciones humanas por encima de todo, pero sin perder el foco en
mi propio encierro, en el alejamiento deliberado que supone el estar y sentirse
solo. Al fin y al cabo, como cualquier artista de circo, encerrado en su propia
maestría, ensayando, planteándose retos en soledad…’.
Y ésa es la obra,
el diario, la poesía: un intenso ejercicio interior para lograr proyectar de la
manera más nítida posible todo ese amor (es una obra de amor, sin duda) hacia
los niños, su mujer y el hijo que está por llegar, con apariciones puntuales de
su gato, que entra y sale como un soplo de aire fresco que la narración
agradece. Pero existe, además, un lado amargo, como en todo encierro: la
contemplación de la calle y sus miserias, la decepción y los desengaños ligados
al papel que desempeñan allí, al preguntarse el por qué y el para qué, los
motivos últimos, de algunos que van más para ayudarse a sí mismos que para
ofrecer nada a los necesitados. Todo esto nos brinda Cerezal en este diario de
a bordo donde late una clara intención literaria y la pasión por el oficio de
narrar. Una lectura que recomiendo sin duda.
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