Ni tan lejos ni tan cerca sino a una justa distancia, las leyendas, estas mentiras que el tiempo y el espacio
transforma, hasta plasmarlas en fuerzas del nuestro persuadido sujetarnos, son
las interpretaciones de un silbido de un tren, de la lejanía de unos coyotes,
de las odiseas de los migrantes envueltos en el maldito sueño americano. Y
Malcolm Lowry, sepultado bajo el volcán
abraza una Iztaccihuatl imaginaria,
mientras el Popocatepetl mira de
lejos el centro del lago de la luna:
la realidad no es la verdad porque nada
ocurrió como se cuenta, pero todo es verdad.
La violencia del
hombre, la violencia de la tierra, algún día sembrada, es cíclicamente de
retorno, en esta tierra donde hay siempre un Espartaco, donde vive una semilla
aún rebelde a su condición, un violentar
para entender no es nada más que esta condición fluctuante, inconstante,
relámpago, fruto de la misteriosa y persistente presencia de paradojas
trágicas, de atrincheradas soledades y de enmascaradas melancolías.
Un poeta
cantinflesco y de pleonástica locuela, expresa en sus sonrisas maravillosos
agrados y magníficas indignaciones, como un Mixtli
contemporáneo sin memoria y sin pecado venial, puro como una Malinche libre de estereotipos…sigue
hablándole a sus nopales, cada sonrisa es una expresión sentimental: se ríe
siempre para no llorar, se llora para no reírse de una comedia humana que
quizás refleja en su espejo la sola puerta que nunca tuvo y jamás tendrá una llave, como si todo fuera solamente un
sueño.
Hemos sembrado
vida, no la semilla que el hombre quiere eternizar sino las bellezas y los
frutos que el tiempo nos permitió metamorfosear, la elemental evolución de la
voluntad del hombre, la más grande poesía en simbiosis con la tierra… un calendario de Galván, un Bepo Gobo de Casier, todas las biodinámicas
germinadas gracias al conocimiento, como en El
eclipse de Augusto Monterroso.
Así Joaquín le ganó el miedo a la palabra y mañana tendrá todo el tiempo de la vida para su milpa… y Rosalba, sonrisa desenfrenada, apocalíptica en su entusiasmo y en su voluntad… y qué decir del emigrante, del innato viajero que al retorno encuentra su Comala, su ciudad tejida en la amnesia… la ciudad del tianguis sumiso… el nombrado flor de turquesa del maíz. Puente colgante entre las eras/puente de sangre fría/eje del movimiento… así la Salamandra del Poeta, el inmortal Axolotl del poeta que quizás quiso devolver la vista a los ciegos, mostrarles una de las infinitas partículas moleculares del misterio que oculta y revela el milagro de la vida: mañana no podemos seguir viendo y no ver.
Así Joaquín le ganó el miedo a la palabra y mañana tendrá todo el tiempo de la vida para su milpa… y Rosalba, sonrisa desenfrenada, apocalíptica en su entusiasmo y en su voluntad… y qué decir del emigrante, del innato viajero que al retorno encuentra su Comala, su ciudad tejida en la amnesia… la ciudad del tianguis sumiso… el nombrado flor de turquesa del maíz. Puente colgante entre las eras/puente de sangre fría/eje del movimiento… así la Salamandra del Poeta, el inmortal Axolotl del poeta que quizás quiso devolver la vista a los ciegos, mostrarles una de las infinitas partículas moleculares del misterio que oculta y revela el milagro de la vida: mañana no podemos seguir viendo y no ver.
El chinampero
Pedro Méndez, con su mirada profética e histórica… recordando el futuro e imaginando el pasado… nos acompaña en un
viaje a las raíces de una civilización que dominó su tierra, observando la luna
y admirando el sol, ganándole a toda persecución y respetando todos los ciclos
naturales, cultivó la vida, sembraron y cosecharon sus alimentos…en su sincera
y enérgica postura, en su alegre y firme palabra, sigue viva la semilla de un
pasado encantador y el plasma globular
del futuro.
Dejamos todo el pesimismo de hoy para tiempos mejores.
Una mujer que busca su pasado se encuentra con una Heimatlosigkeit hecha de negritud, de dinastías viandantes, de viajeros del ayer y de irrequietos del hoy; un semen reconducible a la primera luz, al dilúculo que separó tinieblas imaginarias y mitos fantásticos… para un mañana hecho de campesinos en vuelo por el mundo.
Dejamos todo el pesimismo de hoy para tiempos mejores.
Una mujer que busca su pasado se encuentra con una Heimatlosigkeit hecha de negritud, de dinastías viandantes, de viajeros del ayer y de irrequietos del hoy; un semen reconducible a la primera luz, al dilúculo que separó tinieblas imaginarias y mitos fantásticos… para un mañana hecho de campesinos en vuelo por el mundo.
El Bocho no anda más, este mito mexicano
que con su verde, más allá de la esperanza y de todas las ilusiones, me dejó la
imagen psicodélica de una generación, la de la noche de Tlatelolco, la de los
jóvenes que querían la luna, la de los en fuga de la siempre vieja Europa o
escapando y escondiéndose de los gringos, de cuando México era un imaginario
utópico para jóvenes rebeldes de todo el mundo: el color pálido y desafortunado
de los taxis de hoy es más triste que la noche triste de Cortés.
Iquí Balam hombre de maíz, el Teocintle domesticado por el hombre que se vuelve Zea Mays, es sangre y carne, huesos y
espíritu, es religión y tradiciones, agricultura y astronomía, es matemática y
es guerra, todo gira alrededor de su vida, todo se concentra adentro de su
esencia, todo se encierra en este grano mágico y mítico, dono eterno del Cem Anahuac para la humanidad. Tortillas
del color de la tierra, de la línea alba, del color de un arcoíris lleno de
vidas y de ayer… tamales embriagadores, pozoles afrodisiacos, salsas con muchas
inocencias imperfectas, sincretismo culinario para paladares porosos y
revolucionarios. Alimento de dioses y de santos, de pecadores y de comunes
mortales. Xinachtli mágica y encanto
para todas las cefalinas.
Toda experiencia
es madre de una ciencia, lo popular se hace común y un escoger la gallina de
los huevos de oro vale la receta de un licor, el reconocer una hierba o una
flor, darle nombre en cada región a una planta o un animal, ponerle esta pizca
de unicidad, este toque de originalidad a toda acción y en cada receta, esta es
la historia del hombre, estas son las historias de los hombres: hasta que no
serán escritas quedará el vacío de una pieza única, la cual compondrá el
mosaico infinito del universo, la poesía de un desacierto que solamente al
narrarlo recompone lo que nos asemeja: los traspiés y los logros.
Toda luna, todo año, todo día, todo viento/camina
y pasa también. /Toda sangre llega al lugar de su quietud, /como llega a su
poder y a su trono...
También y sobre todo allá donde vivieron
algún día los hombres de hule.
abril 2017
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