Iguanas,
manglares, alhajas en alforjas bancan guerrillas en el corazón del Sahara
mientras Hemingway, descarnado y sobrio, va volando directo hasta la cumbre del
Kili, del Kilimanjaro, sus nieves
Alhajas,
manglares, iguanas comen rubíes de mi mano, agitan sus colas frenéticas como la
guitarra de Robert Fripp como si la guitarra de Robert Fripp fuera también
iguana, demolición y un rayo
Un rayo sobre los
manglares los cocales los lirios donde copulan los sapos, bienaventurados los
sapos, esos que leyeron a Artaud y no se rindieron jamás en ninguna guerra
anfibia mutante zombi, en ninguna guerra, estos sapos –como Riki, como Jorge-
que leyeron La carta a la vidente y escucharon Starless reventando parlantes y
vecinos fachos, batracios, nobles batracios, hechos y helechos para la batalla
para resistir los combates para agasajar las peleas, defendiendo la cumbre del
Kili, porque en la cumbre del Kili, junto al leopardo helado, junto al tieso y
perpetuo del leopardo, estarán los sapos, estos sapos, gallardos, guardia de
honor, esperándolo a Harry, esperándolo a Ernesto
Esperándolo a
Hemingway.
Iguanas,
manglares, alhajas
Como Fripp, como
Artaud, como Hemingway, bebiéndose la sabana, las jirafas, las hienas –que
ríen, se ríen, pensando qué flor de hijo de puta este Hemingway, escribió el
mejor cuento de toda la historia mundial, de toda la historia del universo,
mirándonos, dobles, ebrio, beodo, liso, borracho
Manglares,
iguanas, alhajas, como Artaud, invitado oficial del gobierno mexicano de don
Lázaro, yendo a sumergirse en el mundo tarahumara, cuando don Lázaro
nacionalizaba el petróleo, el peyote, el mescal, el chile, las ballenas de Baja
California, las arenas de Sonora, la cumbre del Popo, el Popocatepetl, el de
Malcolm L., el del Che Guevara, el del sismólogo que llegó hasta Chima,
Tipuani, la selva, el oro, esa vez que se cayó la montaña
bajo el volcán,
manglares
bajo el volcán,
iguanas
alhajas, bajo el
volcán
revolución
tequila
ardor
serpiente
y Cristo y su
dolor labrados en una medalla
setenta muertos
en Chima
arrastrados por
el lodo
sepultados en la
nada
y chuparse el
Nilo y el Ganges –y el Ródano y el Amazonas- juntos y de una buena vez y
escribir para no morir –como Ernesto en su tienda keniana, ojos de hienas
mirándolo, ojos de masai mirándolo, ojos de acacia, bar de Mombasa, playa
índica, arena verde, hay un tsumani en Australia –y honrar siempre a los muertos,
sepultados en la nada
Alhajas iguanas
manglares
Esperándolo a
Hemingway, viene en minibús, mochila al hombro, desde Juliaca, todo frenesí,
todo fiebre, todo fervor, como el tesoro de mis amigos, mochila al hombro,
viniendo desde mi memoria
Juntos iremos con
Lowry, con Jorge, con Riki, bañando elefantes por el camino, robando tapices y
dátiles, hasta la cumbre del Kili, hasta la cumbre del Kilimanjaro, señores
Y a celebrar con
el leopardo, que está ahí, que está tan solo
Tieso, helado, perpetuo
Esperándonos.
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Photograph by KYLE MIJLOF @
kylemijlof.blogspot.co.uk
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