La
exploración y conquista africana por parte de los europeos, que se oficializó a
gran escala tras la Conferencia de Berlín entre 1884 y 1885, no fue ajena a los
españoles. Un siglo antes de ese gran encuentro de rapiña internacional los
españoles quisieron controlar directamente la trata de esclavos africanos hacía
las plantaciones de las colonias americanas. El intercambio con los portugueses
de las islas del Golfo de Guinea −siendo Fernando Poo la más importante− por
unas posesiones americanas querrá cumplir esta función. Estas líneas que vienen
a continuación dejan constancia de los primeros viajes exploratorios españoles
en estos territorios insulares, que con el transcurrir del tiempo y toda una
serie de exploraciones más en tierra firme, en el territorio que se conocía
como El Muni, formarán la Guinea Española.
Los primeros
europeos que llegaron a Fernando Poo fueron los portugueses en el año 1492
bautizando originariamente la isla con el nombre de Isla Formosa. Su función
fue la de un asentamiento comercial, principalmente para la trata de esclavos.
El tratado de Tordesillas del año 1497 dividió el mundo entre dos esferas de
influencia, y por lo tanto susceptibles de ser conquistadas, una para los
españoles y otra para los portugueses: mientras la monarquía española obtenía
prácticamente todo el continente americano (aún Pedro Álvares Cabral no había
descubierto el territorio que más tarde se conocerá como el Brasil), los
portugueses obtenían derechos para todo el continente africano. Esta situación
cambia substancialmente por los tratados de San Ildefonso de 1777 y el tratado
del Pardo de 1778, que ratifica el anterior, por los que los españoles ceden a
Portugal los territorios sudamericanos de la colonia de Sacramento y la isla de
Santa Catalina, obteniendo a cambio derechos sobre los territorios insulares
del Golfo de Guinea entre los que se encuentran las islas de Fernando Poo y
Annobón. Por el tratado de San Ildefonso se permite a los españoles tanto
negociar con los comerciantes portugueses en la costa africana desde Cabo
Formoso hasta los puertos del río Gabón, como buscar avituallamiento y cobijo
en Sao Tomé y Príncipe. La intención de España era entrar en el lucrativo
negocio de la trata de esclavos.
España de esta
forma ahora tenía la posibilidad de conseguir directamente esclavos africanos
para las plantaciones de sus colonias americanas. Bajo este presupuesto se
realiza en el mes de abril de 1778 la primera expedición española desde
Montevideo, formada por dos fragatas y el paquebote Santiago,
comandada por el aristócrata Conde de Argelejo y el teniente de artillería
Joaquín Primo de Rivera, e integrada por carpinteros, herreros, operarios,
soldados y un ingeniero, que pretende establecer una factoría en una de las
islas adquiridas y realizar un estudio de las posibilidades. Esta primera
expedición del Conde de Argelejo se convierte en un auténtico fracaso desde el
principio. El comandante Argelejo nunca llegará a su destino enfermando y
muriendo durante la travesía, teniendo que tomar el mando Joaquín Primo de
Rivera, el que no conseguirá el objetivo de la misión por la aparición de las
enfermedades entre los miembros de la tripulación, los que mueren por decenas,
y la irrupción de un motín liderado por el sargento Jerónimo Martín, en el que apresan
al comandante. Los amotinados deciden ir a la isla de Santo Tomé donde liberan
a Joaquín Primo de Rivera y acto seguido son detenidos. La flota vuelve a
Montevideo en el mes de febrero de 1783, de los 547 miembros de la expedición
solo consiguen llegar 110.
Mientras los
españoles parece que se han olvidado de sus posesiones en el Golfo de Guinea
hacen acto de presencia los británicos queriendo convertir la isla de Fernando
Poo, después de haberse aprobado la Abolition of Slave Act, en una
base de operaciones y un tribunal en su cruzada contra la trata de esclavos. El
esclavismo, del que los europeos se habían servido hasta hacía bien poco a
través de la trata y la incitación a la captura de «seres humanos sin alma» a
los débiles estados africanos, desde su abolición en Gran Bretaña en 1807, en
Francia en 1848 y en los Estados Unidos tras la guerra de Secesión entre los
años 1861 y 1865, será denunciado y perseguido por los británicos siendo una de
las argumentaciones a la luz del día para empezar la conquista del continente.
En consonancia con esto los británicos en 1827 envían desde Sierra Leona la
fragata Eden al mando del capitán William Francis Owen con el
propósito de establecer una colonia en la isla. En este primer asentamiento que
los británicos bautizan con el nombre de Clarence se establecen militares,
artesanos de Plymouth, y trabajadores de Sierra Leona, conocidos por el
sobrenombre de krumanes. Este será el núcleo original de los fernandinos que
durante la posterior colonización y prácticamente hasta nuestros días conforman
una clase social aparte y privilegiada que mantendrá su propia religión
protestante en su derivación anabaptista e importantes posesiones. Esta
población en Clarence se va incrementando con esclavos liberados hasta llegar al
millar de personas pero hacía 1830 la aparición de enfermedades y la falta de
víveres la empieza a diezmar. Estas dificultades hacen replantearse a los
británicos su presencia en la isla pero no solo no desisten si no que la
quieren oficializar con una oferta de compra a España en el año 1841 por 60.000
libras. El gobierno español que recae en la regencia del general liberal
Baldomero Espartero acepta la oferta pero una campaña patriótica emprendida por
la prensa que alienta a la población, en un contexto de pérdida de todo el
imperio americano frente a las élites criollas desde principios de siglo, lleva
a los diputados de las Cortes a oponerse al plan, y a volver a pensar en una
nueva ocupación de las islas más organizada con nuevas expediciones.
Juan José de
Lerema es el encargado de comandar la primera expedición hacía las
profundidades el Golfo de Guinea. El bergantín Nervión, con 75
hombres, parte en el mes de diciembre de 1842 hacia Fernando Poo, las pequeñas
islas de Elobey y Annobón. A resultas de esta expedición de Lerema el
asentamiento de Clarence pasa a llamarse Santa Isabel y su gobernador es
cambiado por uno cercano a los intereses españoles. Lerema entonces se dirige
al sur, primero hacia Annobón donde descubre para su consternación −como nos
comenta Miguel Gutiérrez Gartiano− que los indígenas creen estar bajo soberanía
portuguesa, y después desembarca en Cabo San Juan, y se acerca a la isla de
Corisco, donde consigue actas de nacionalidad entre los indígenas, y nombra al
rey benga Boncoro como gobernador de la región, ordenándole cobrar tributos a
todo barco extranjero. Guillermo de Aragón, cónsul español en Sierra Leona,
lidera una nueva expedición entre 1844 y 1845, al mando de la fragata Venus,
consiguiendo ratificar las actas de nacionalidad entre los indígenas, y
generando buenas expectativas a través de sus informes. Carlos Chacón y
Michelena parte de Cádiz en octubre de 1854 comandando una flota, constituida
por el vapor Vasco Núñez de Balboa, el bergantín Gravina,
la goleta Cartagena, y la urca Santa María,
convirtiéndose en el primer gobernador español de Fernando Poo. Entre sus
primeras medidas, asistido por una grupo de jesuitas al mando de José Irisarri,
están las de derivar cualquier culto no católico a la esfera privada en una clara
cruzada contra el poder de los anabaptistas. Chacón entonces se dirigió al sur,
hacía la bahía de Corisco, donde ratificó nuevamente las cartas de
nacionalidad, ésta vez en los reyezuelos Munga y Boncoro II.
En el mes de
septiembre de 1861 el reconocido explorador Richard Francis Burton llega a
Fernando Poo como cónsul de la Gran Bretaña. Su estancia en una isla en la que
enferman y mueren muchos de los colonos es discontinua porque aprovecha para
visitar todos los territorios del Golfo de Guinea como son Dahomey, Benín y
Costa de Oro. El 16 de diciembre de 1875 parte de Vitoria hacia el Golfo de
Guinea el joven Manuel Iradier con su mujer y su cuñada, el objetivo es
explorar el territorio continental conocido como Río Muni (el río peligro),
pero esto ya forma parte de otra historia.
Bibliografía
– Castro, Mariano
de y Ndongo Bidyogo, Donato (1998) España en Guinea: construcción del
desencuentro: 1778-1968. Sequitur. Madrid.
– Gutiérrez Garitano, Miguel (2011) La aventura del Muni. Ikusager. Colección Correría. Vitoria.
– Gutiérrez Garitano, Miguel (2011) Apuntes de la Guinea. Vida, obra y memoria de Manuel Iradier y Bulfi. Ikusager. Colección Correría. Vitoria.
– Ndongo Bidyogo, Donato (1977) Historia y tragedia de Guinea Ecuatorial. Cambio 16. Temas Cambio 16. Madrid.
– Gutiérrez Garitano, Miguel (2011) La aventura del Muni. Ikusager. Colección Correría. Vitoria.
– Gutiérrez Garitano, Miguel (2011) Apuntes de la Guinea. Vida, obra y memoria de Manuel Iradier y Bulfi. Ikusager. Colección Correría. Vitoria.
– Ndongo Bidyogo, Donato (1977) Historia y tragedia de Guinea Ecuatorial. Cambio 16. Temas Cambio 16. Madrid.
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De EL
INCONFORMISTA DIGITAL, Barcelona, 28/09/2014
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