Friday, January 6, 2017

“Me siento feliz de amar a Gorki y a Chéjov”, Lev Tolstói

NATALIA GINZBURG

En 1902, Tolstói pasó una temporada en Crimea, en Gaspra, a diez kilómetros de Yalta, en el castillo de unos amigos. Gorki se encontraba también por la zona, en Oleiz, con su mujer y sus hijos, en la casa que había alquilado. Gorki y Chéjov iban a menudo a Gaspra, a ver a Tolstói […].

En su libro de recuerdos, Gorki habla de esos encuentros en Gaspra.

“Un día Tolstói dijo: “Estoy viejo y tal vez ya no consigo entender la literatura de ahora. Pero no me parece que sea rusa. Ahora bien, usted –se dirigió a Chéjov-, usted es ruso. Sí, muy, muy ruso.” Con una sonrisa afable, posó las manos sobre los hombros de Antón Pávlovich, que se mostró confundido y, en voz baja, comenzó a decir algo sobre su casita y los tártaros.” Así lo cuenta Gorki. Y luego recuerda que en otra ocasión, cuando estaban en el almendral, Tolstói le preguntó a Chéjov si en su juventud había llevado una vida disoluta. Chéjov sonrió y “mesándose la barba rala” murmuró palabras ininteligibles. “Sin apartar la vista del mar –le dijo Tolstói-, yo era insaciable.”

En otra ocasión, mientras Tolstói y Gorki estaban sentados en la terraza y Chéjov paseaba por el parque con la más pequeña de las hijas de Tolstói, éste señaló a Chéjov y le comentó a Gorki: “¡Ah, qué hombre entrañable, qué excelente! ¡Modesto y tranquilo como una jovencita! Y camina como una jovencita. Es prodigioso.”

En esa época, Tolstói anotaba en su diario: “Me siento feliz de amar a Gorki y a Chéjov.”

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De LA CALLE DEL ORCO, 19/01/2013


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