Saturday, March 26, 2016

(De los bares del diablo)

NATACHA GONZÁLEZ

Eran las once de la mañana, el sol se había rendido. No llovía aún. Pero el cielo exponía sus intenciones sin tapujos. Anoche no pasé por casa. No estaba cansada, tenía ganas de andar. Paré en un bar, tomé varias copas. El de la barra me preguntó si quería algo más fuerte. Pensé en tequila. Me mostró varias pastillas. "Prueba alguna", no supe cual tomar. "La roja". Tragué con ayuda del vodka. Esperé. Nunca había tomado este tipo de droga. El hombre me hizo un gesto cómplice, moviendo su mano como indicando paciencia. Terminé la copa. Pedí otra. No sentía ningún cambio. Decidí marcharme, pero alguien me sujetó el brazo con fuerza. "¿Te vas?" Preguntó el tipo de la barra. Me solté violentamente. Volvió a sujetarme por el otro brazo, esta vez no pude intentar nada. Acercó su frente y la posó en la mía. Sus ojos desaparecieron del campo visual. Entre sus dientes una de aquellas pastillas. Esta era negra. Me agarró con más fuerza aún. Su boca se metió en la mía, sentí cómo su lengua atravesaba sin piedad mi garganta. Tomó la copa y me obligó a beber mientras reía a carcajadas. Un calor insoportable se apoderaba de mi cuerpo. Sentía como me ardían las entrañas. Arranqué toda la ropa de mi piel. Corrí hacia la salida, las carcajadas retumbaban en mi cerebro. Anduve durante mucho tiempo.
No hay nadie en la ciudad. Son más de las once, y el cielo insiste en ese negro cegador.

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De la serie Los bares del diablo

Imagen: Adriaen Brouwer, 1633



5 comments:

  1. Muy bueno, como de costumbre en Natacha.

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