Tuesday, May 17, 2016

Feminicidios a la orden del día

JOSÉ CRESPO ARTEAGA

No hemos llegado ni a la mitad del año y el departamento de Cochabamba ya registra su décima víctima por feminicidio. Prácticamente dos por mes y ni hablar de la cantidad de casos no consumados vinculados a esta problemática. Como para estar orgullosos, además de nuestra gastronomía, que encabecemos el ranking nacional siendo la tercera región más poblada. Por simple estadística no deberíamos ser los primeros. ¿Será como consecuencia de esa concentración o densidad poblacional de la que algunos sociólogos hablan cuando se refieren a la envidia como seña peculiar de los cochabambinos? Tampoco es que estemos tan apiñados, teniendo apenas la mitad de habitantes de Costa Rica y un territorio ligeramente superior al de este país. ¿Qué sucede, entonces?

Paradójico que en esta “década de grandes transformaciones” que el régimen evista gusta propagar a los cuatro vientos, como dándose aires de genial inventor, por haber creado instancias y organismos exclusivos destinados a combatir la violencia doméstica, lejos de frenar esta lacra, más bien el fenómeno se agrava de manera preocupante. De poco sirve la Ley 348 con la rimbombante etiqueta de “Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia”, que estipula entre otros delitos relacionados, el de Feminicidio con sanción de treinta años de cárcel. Tanta es la confusión de los operadores de justicia que pierden más el tiempo en discusiones bizantinas acerca de que si es pertinente aplicar en cualquier caso donde la víctima sea una mujer, solapándose muchas veces con el Código Penal que define claramente los delitos y penas. Pero parece que lo más importante era dar una imagen de supuesta modernidad y legislación acorde a las tendencias mundiales.

Seguramente en muchos países se llevarán la sorpresa al saber que en Bolivia contamos desde hace unos años con una Fuerza Especial de Lucha contra la Violencia (FELCV) a imitación de otros brazos operativos como la FELCC o la FELCN, organismos de policía que combaten el crimen y las drogas, respectivamente.  Si suena hasta bonito que esté comandada y operada casi en su totalidad por mujeres para dar la impresión de inclusión e igualdad de oportunidades. La realidad dice que esta división policial es la quinta rueda del carro, que aparentemente fue creada para limpiar la conciencia de las autoridades ante la violencia machista y recurrente que sacude el seno de la sociedad.

A poco de estrenada esta unidad, apenas le asignaron recursos y personal, con oficinas que funcionan en condiciones paupérrimas y deprimentes. Tanto dinero ha dilapidado el Gobierno en canchitas y coliseos pero no es capaz de dotar de instalaciones idóneas a las fuerzas de seguridad. Para el caso de Cochabamba, la FELCV opera desde una vetusta casona con paredes y techos ruinosos que avergonzaría a cualquiera. Recuerdo que una vez salió en televisión que cierta noche estaban atendiendo al calor de las velas porque no se habían pagado las facturas de varios meses de luz, y lo mismo podría decirse del agua y otros servicios. Ni pensar que tengan internet para efectuar decorosamente su trabajo. Con tan magro presupuesto es complicado atender a una metrópoli que bordea el millón de habitantes y sus escasos vehículos parqueados en la puerta es posible que estén de adorno por falta de gasolina.

Así las cosas, ya no es noticia que cada día lluevan denuncias de violencia intrafamiliar, acoso sexual, laboral y político contra mujeres. Sólo cuando a algún abusador se le pasa la mano o comete homicidio contra su pareja saltan las alarmas. Pasa en todos los niveles socioeconómicos. Desde las altas instancias del poder hasta los sectores más empobrecidos. Nos rasgamos las vestiduras, endurecemos unas cuantas leyes y creamos algunas unidades represivas para darnos falsa sensación de seguridad. Pero de labores preventivas, comenzando en la escuela, casi no se oye nada. Pero qué podemos esperar si el mismísimo caudillo es el primero en denigrar públicamente a las mujeres con sus chistes y comentarios, que lejos de ser criticados son más bien defendidos a ultranza hasta por sus propias ministras. Luego queremos exigir buen comportamiento y mesura al pueblo llano. Pronto nos acostumbraremos también a las muertas, aunque dejen regueros de huérfanos y familias rotas.

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De EL PERRO ROJO (blog del autor), 12/05/2016

Foto: ERBOL


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