Tuesday, June 28, 2016

El Brexit, el Messit, el Papa Francisco y la globalización: elementos para un ensayo que jamás escribiré

PABLO CINGOLANI 

1. El Brexit es la salida vía referéndum de Gran Bretaña de la Unión Europea. El Brexit es un terremoto de escala mundial. Es comparable con la implosión y caída de la URSS, el coloso socialista. La diferencia es que el Brexit es un cataclismo de magma y perspectiva derechista. ¿El tsunami que traerá aparejado durará días o décadas?

2. El Brexit es el primer gran grito del pueblo contra la globalización. Es casi como volver a 1215 y la Carta Magna. Pero es un grito –se insiste- desde la derecha, así sea un clamor desde las provincias contra la capital, desde los pobres contra los ricos. Ese pueblo infeliz que reclama cambios porque su vida es desdichada pero que, frente al vacío de consistencia de la izquierda, escucha a los fachos, a los profetas del odio, a los que buscan enemigos entre los musulmanes o los mexicanos, a los Trump.

3. La victoria de Donald Trump será consecuente y consistente con el Brexit, y su gran y fastuosa proyección política. Es mentira que Trump es imprevisible, lo mismo decían de Reagan y Reagan hizo lo que debía –resucitar el nacionalismo norteamericano- y hoy es santo y héroe de esa derecha popular norteamericana que votará masivamente por Trump, más cuando más de la mitad de los descendientes de Ricardo Corazón de León votaron por el aislacionismo y no por  Churchill. Trump es U.S.A. propiamente dicha, U.S.A. racistas, proteccionistas y hegemónicos. Bernie también es el pueblo contra la globalización pero desde la izquierda pero no le alcanzó contra la maquinaria de Hillary que es la globalización por la globalización; y otro fin del mundo es posible.

4. El Brexit es un rechazo a la globalización desde el no me toqués, desde el no te quiero y andate de aquí, desde el te detesto porque sos gay-latino-marroquí pero también es un rechazo a este mundo desquiciado manejado por los bancos y las corporaciones, incluyendo las mediáticas, y un rechazo a los nuevos socios del mercado global: los rusos pero especialmente los chinos. ¿Volverá la Guerra del Opio? ¿Volverá la Cortina de Hierro? (en eso sí, están de acuerdo con don Winston-me-fumo-un-puro-Churchill) ¿Habrá súper crisis financiera? ¿Cuánto se redefinirá el nuevo mapa internacional? ¿Llegaran las inversiones a la Argentina que prometió Macri? (esto último es un chiste pero sirve para bajarme hasta el sur del mundo)

5. El Messit es la salida del “mejor jugador del mundo” de la selección argentina. Este hecho, se verificó de manera informal aunque sensible, luego de la derrota argentina frente a la selección de Chile en la final de la Copa América. El Messit es complementario con el Brexit. La renuncia del futbolista es otro síntoma más del fracaso y el malestar que provoca la globalización que padecemos.

6. Ese padecimiento es doble para los argentinos. Por un lado, padecemos, como todos en el planeta, el daño que provoca la globalización en la vida cotidiana, el daño que provocan los bancos, el daño que provoca Monsanto. Por el otro, dramáticamente, ese padecer es doble porque padecemos, a la vez, por contar entre nuestras filas futboleras, con el mejor abanderado de la globalización, de esa misma globalización, pero en el ámbito del balompié. Messi es el símbolo perfecto del futbol globalizado. Messi es otro símbolo de esa globalización a secas que le jode la vida a la gente en todo el mundo. Messi es el astro mayor del futbol privatizado, hiper monetarizado, archi mediatizado, que es uno de los opios –a lo Marx- predilectos de los mandamases globalizadores. Cuando viste los colores de la selección argentina, Messi parece sufrir su propio padecimiento: el horror al vacío de jugar por la camiseta, por la patria, como hacía su contra-cara histórica: Diego Armando Maradona. ¡De pie, señores!

7. Maradona representó, en su momento vital de jugador y en el momento histórico de la humanidad que le tocó influir, una evidente resistencia contra la globalización, también desde el pueblo (como el Brexit) pero esta vez desde la izquierda y, a diferencia de los que votarán por Trump, a escala mundial.

8. Maradona contra todos. Messi ni siquiera dijo esta boca no es mía cuando el escándalo de corrupción de la FIFA (que prosigue, que es la historia sin fin, que sólo terminará cuando este mundo globalizado se vaya al carajo, si acaso). Maradona no sólo se enfrentó a la FIFA, proponiendo incluso la creación de un sindicato mundial de jugadores. Maradona también se enfrentó al imperialismo (apoyando a Cuba), se enfrentó a la división y las desigualdades Norte-Sur, defendiendo al Tercer Mundo –por eso lo amaban en Bangladesh o en Etiopía [aquí incluir la historia de la hinchada de Bangladesh con las banderas argentinas y el nombre de Diego, y la historia del Equipo de Antropología Forense argentino cuando fue a Etiopía-Eritrea a identificar restos humanos en fosas comunes producto de la guerra entre ambos países y salvaron su propia vida en la aldea “No hay comida” gracias a la presencia mítica de Maradona en el medio de los desiertos de África, una historia digna de Kapuściński], incluso, en la misma lógica, se enfrentó a los italianos del Norte defendiendo a los italianos del Sur (esto lo contaba, de manera muy emotiva y con evidente orgullo, el inmortal Osvaldo Soriano), se enfrentó hasta con el Vaticano (cuando dijo qué porqué no vendían el oro de San Pedro y así le dábamos comida a los pobres). Se enfrentó en un combate singular –digno de Aquiles- a los ingleses en ese partido inolvidable de la cita mundial del futbol en México, 1986. Los enfrentó cuando dedicó ese triunfo a los ex soldados combatientes de la Guerra de las Malvinas. Maradona era un líder inspirador (la Universidad de Oxford lo declaró así, Maestro Inspirador de los Soñadores) y tenía huevos, Messi es sólo una pieza –una pieza única, la más valiosa, la más rentable- de un sistema corrupto y envilecedor, negador de identidades y de ilusiones. ¿Vieron la película de Kusturica sobre Maradona? ¿Se imaginan otra película?

9. Ese lugar que ocupó Maradona hoy lo ocupa el Papa Francisco. Todo el idealismo del mundo, sopla hoy en su dirección.

10. La resistencia mundial a la globalización, desde abajo y desde adentro (decir que el Papa es de izquierda, es insultarlo), hoy tiene en Francisco a su primer abanderado. Los mensajes, las señales y las acciones de Francisco tienen escasa comparación en el mundo contemporáneo. Tal vez, la figura del Che (estoy argentinizando mucho la cosa) en los sesenta.

11. Francisco y los desplazados árabes (si hay algo que hoy conmueve al mundo, es la defensa del Papa de estas víctimas de las guerras capitalistas). Francisco y la encíclica Laudato Sí (las pautas programáticas para la construcción de un nuevo mundo, el documento político más importante del siglo XXI). Francisco, entendido en su participación activa en un mundo sin lideres (como Mao, en su momento) y sin rumbo (por lo ya referido). Entender su liderazgo moral. Entenderlo sin mezclarlo con los rencores y los resentimientos hacia la Iglesia (las deudas históricas de la Iglesia seguirán allí y hay que limarlas y resolverlas, el punto es que hacemos con Francisco).

12. Francisco y su búsqueda de globalizar la espiritualidad y que esa globalización espiritual y mística sea la que enfrente a la globalización financiera y excluyente, que descarta –como el mismo afirma- países y pueblos. Entenderlo desde allí, desde ese liderazgo y esa búsqueda. Globalizar el amor al prójimo, globalizar la solidaridad y el amor entre los seres humanos. Eso mismo quería Jesús (el amigo de mi amigo Julio Barragán, Q.E.P.D.)

13. Dos apuntes más, muy personales, muy íntimos. Uno, los pueblos originarios. Ellos son los portadores históricos de los mensajes de Francisco, de su sentido y significado. Salvar a los últimos pueblos indígenas aislados (la carta de Sydney Possuelo, nuestro intento –fracasado- de vinculación con la REPAM, la Red Eclesial PanAmazónica, y un largo etcétera que hay que detallar, valorar, insistir, continuar). Dos, a modo de final: Patti Smith, y su amistad y su amor por el Papa Francisco. Esto inspira también, tanto como los indígenas (el río, que siempre fluye: mi amigo Mateo del Pueblo Siona, de la actual Amazonía ecuatoriana). «No soy católica, pero reconozco lo bueno y lo justo de un gran líder como el Papa Francisco», dijo la Smith antes de cantar en el mismísimo Vaticano en la navidad de 2014. Escribió, con relación a eso: «Si tienes un lado espiritual lo llevas a todas las cosas que haces, incluido el rock: cuando cortas el pan, cuidas a tus hijos, escribes una poesía o cantas una canción». Agregó: «Rezaré con el rock por el Papa». Gran síntesis, gran final. El Diego, Patti Smith y Francisco: gran final, de verdad. ¿Acaso no lo ves, acaso no lo sentís?

14. No escribiré este ensayo porque, simplemente, no es tiempo de escribir ensayos. Es tiempo de acción. El que quiera entender, ya lo entendió. Por la humanidad, con los que se atrevan, hay que seguir peleando, demostrando que ellos no nos ganaron. No nos pueden ganar. No tienen moral, no tienen ideas, no tienen nada. Sólo dinero.

Río Abajo, 27 de junio de 2016


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