JORGE MUZAM
Florecen los
aromos en las lomas bajas del Malalcura. Manchones amarillo pálido se extienden
por el valle, bordean el camino, impregnan el aire. Los durazneros auguran su
inminente estallido rosáceo. Los blancos albaricoques resisten la ventisca
agostina. Ya no es oficialmente invierno. Lo ha decretado el color, los días
más claros, las camelias payasas.
Se atrincheran
nubes en las quebradas. Dejan al descubierto arrayanes muertos y serranías
habitualmente inconsultas. Balan corderos recién nacidos, cacarean gallinas de
huevos grandes, cantan gallos sexópatas. El resto es silencio, rigor de
lectores, mate con sabor a menta.
Diseccionamos el
mundo creativo de José Donoso. Avanzamos hacia la categoría de expertos. El
conflictuado Donoso crece ante nuestros ojos, su perfeccionismo, su guerrilla
creativa, su silencio, su antifaz. Pronto escribiremos un ensayo algo distinto
a todo lo publicado.
Doy un salto
personal hacia otras miradas sobre Chile. Extranjeros que arribaron a la buena
y a la mala a estas inhóspitas tierras, que sufrieron desdenes y disfrutaron
agasajos de parte de mis complicados compatriotas. Augusto Monterroso relata
en Llorar orillas del río Mapocho (1983):
"En 1954
llegué exiliado a Santiago de Chile procedente de Bolivia, en donde había sido
durante un tiempo secretario de la embajada y cónsul de mi país (oficio
ocasional del que por fortuna lo relevan a uno las revoluciones o cuartelazos),
Guatemala. Al darse cuenta de mi pobreza extrema, cuanta persona encontraba me
invitaba a cenar para hacerme ver las posibilidades de desempeñar algún oficio,
cualquier oficio...
El mejor
consejo me lo dio José Santos González Vera, con la aprobación de Manuel Rojas
y el posterior apoyo sonriente de Pablo Neruda:
-Mire-me dijo
un día, quizá el siguiente de mi llegada-; yo nunca doy consejos, pero por ser
usted le voy a dar uno. Si para ganarse la vida tiene ahora que vender algo, no
se vaya a dedicar a vender cosas pequeñas, como escobas o planchas. Eso da
mucho trabajo, deja poco dinero y por lo general la gente ya tiene una escoba o
una plancha. Venda acorazados. Con uno que venda tiene resuelto el problema
suyo y de su esposa para toda la vida".
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De CUADERNOS DE
LA IRA (blog del autor), 23/08/2015
Gracias por publicarlo, querido amigo. Un fuerte abrazo.
ReplyDeleteNo conocía ese libro de Monterroso, Jorge. La anécdota... Abrazos.
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