EMANUEL MORDACINI
Soy
cinematográficamente premonitorio. En mi niñez (a los diez u once años, más o
menos) era fanático de Bill Murray cuando el tipo venía de Los Cazafantasmas y
todo el mundo lo consideraba un comediante raso apenas por debajo de Steve
Martin. Hoy la tilinguería intelectual se relame con el bueno de Bill, y yo no
puedo menos que rememorar mis vaticinios con una mueca sardónica. Lo mismo
sucedió con Asia Argento y Maggie Gyllenhaal, por ejemplo, a quienes en los
últimos noventas les anticipé una prolífica carrera en los márgenes del
establishment hollywoodense.
-Serán estrellas
marginales-dije-. Lo de ellas pasará por la transgresión y el escándalo.
El tiempo me dio
la razón; al menos una (la hija del Gran Dario) se decantó por un cine de autor
tan radical como ambiguo. Diez años atrás, en pleno auge de Transformers (ese
despropósito) vaticiné que Megan Fox acabaría protagonizando telefilms para la hora
del té ¿Alguien sabe por dónde anda Megan Fox ahora mismo? De un tiempo a esta
parte (amén de la saga Crepúsculo) vengo diciendo que Kristen Stewart es una
star diferente, que es una actriz de un raro magnetismo, que es un diamante en
bruto. Que no, que me deje de joder, que la del raro magnetismo es Scarlett
Johansson, me dijeron todos. Pasaron On the road, Anesthesia y Clouds of Sils
Maria, y ahora llega Personal Shopper, la segunda colaboración de la chica con
el francés Olivier Assayas, película que vengo esperando desde hace meses.
Salió el tráiler y la crítica se puso como loca. Si no la veo pronto voy a
asesinar a alguien.
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De PLUMAS HISPANOAMERICANAS, 30/05/2016
Imagen: Asia Argento
Mordacini es enorme. Y peculiarísimo. Un escritor personaje. O al revés.
ReplyDeleteAbrazos, querido amigo.
Me gusta mucho.
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