Buscando obras
artísticas interesantes en Google arribé a la pintura hiperrealista del
holandés Tjalf Sparnaay. Me encontré con decenas de sándwiches, ensaladas y
platos de comida rápida, prodigiosamente retratados, que me abrieron el
apetito.
Imposible no
recordar mis propias invenciones culinarias, realizadas con cierto
distraimiento mientras permanecía concentrado en mis actividades intelectuales
o de otra índole.
En Chile, mi preferido siempre fue el sándwich de palta. Compraba marraqueta recién horneada, muy crujiente y aromática, molía un par de paltas, les lanzaba una pizca de sal, gotas de limón, lo revolvía y tras formar una pasta se la esparcía sobre la marraqueta abierta. En ocasiones le agregaba una torreja de tomate, dos hojas de lechuga crespa y una lonja de jamón ahumado.
A veces, cuando
la palta escaseaba o se volvía onerosa, recurría a las latas de atún, sardina o
jurel, les picaba cebolla fina, morrón rojo y cilantro, unas gotas de limón y
lo esparcía sobre el pan con una delgada corona de mayonesa.
No fueron pocas
las veces que preparé mi sándwich de emergencia con queso fresco, lechuga y
tomate. O bien, queso gouda derretido en un sartén que, mediante un ejercicio
gimnástico, quedaba adherido a mi hallulla (que es un pan redondo chileno cuyo
delicioso sabor no he conocido en otro país).
Un agregado
típico en las mesas de mi país es el pebre (salsa a base de cilantro, ajo,
tomate, cebollín y ají verde picado, todo ello sumergido en vinagre
blanco). Esta salsa se puede esparcir a cualquier hora sobre una rebanada de
pan centeno, una tortilla de rescoldo o una sopaipilla.
Muchas veces le
lancé un par de huevos al interior de mi marraqueta, o la atiborré de tomate
picado con mucho ajo, rodajas de pepino, hojas de rúcula, ensalada de porotos
verdes, morrones rojos, pimientos amarillos y ají.
Entre los
sándwich curiosos que recuerdo estaban los rellenos con uva que comían los
campesinos cuando escaseaban otros víveres. Algo que también les
encantaba era picar ají verde sobre un plato y echarle aceite y sal. Eso lo
untaban con trocitos de pan amasado. Lo habitual, era que transportaran gallina
cocida, chivo asado o charqui de caballo en sus morrales y lo comieran junto a
sus tortillas de rescoldo.
Imagen: Tjalf Sparnaay
Imagen: Tjalf Sparnaay
__
De CUADERNOS DE
LA IRA (blog del autor), 2013
No comments:
Post a Comment