Tuesday, June 21, 2016

Sándwiches

JORGE MUZAM

Buscando obras artísticas interesantes en Google arribé a la pintura hiperrealista del holandés Tjalf Sparnaay. Me encontré con decenas de sándwiches, ensaladas y platos de comida rápida, prodigiosamente retratados, que me abrieron el apetito.

Imposible no recordar mis propias invenciones culinarias, realizadas con cierto distraimiento mientras permanecía concentrado en mis actividades intelectuales o de otra índole.

En Chile, mi preferido siempre fue el sándwich de palta. Compraba marraqueta recién horneada, muy crujiente y aromática, molía un par de paltas, les lanzaba una pizca de sal, gotas de limón, lo revolvía y tras formar una pasta se la esparcía sobre la marraqueta abierta. En ocasiones le agregaba una torreja de tomate, dos hojas de lechuga crespa y una lonja de jamón ahumado. 

A veces, cuando la palta escaseaba o se volvía onerosa, recurría a las latas de atún, sardina o jurel, les picaba cebolla fina, morrón rojo y cilantro, unas gotas de limón y lo esparcía sobre el pan con una delgada corona de mayonesa.

No fueron pocas las veces que preparé mi sándwich de emergencia con queso fresco, lechuga y tomate. O bien, queso gouda derretido en un sartén que, mediante un ejercicio gimnástico, quedaba adherido a mi hallulla (que es un pan redondo chileno cuyo delicioso sabor no he conocido en otro país).


Un agregado típico en las mesas de mi país es el pebre (salsa a base de cilantro, ajo, tomate, cebollín y ají verde picado,  todo ello sumergido en vinagre blanco). Esta salsa se puede esparcir a cualquier hora sobre una rebanada de pan centeno, una tortilla de rescoldo o una sopaipilla.

Muchas veces le lancé un par de huevos al interior de mi marraqueta, o la atiborré de tomate picado con mucho ajo, rodajas de pepino, hojas de rúcula, ensalada de porotos verdes, morrones rojos, pimientos amarillos y ají. 

Entre los sándwich curiosos que recuerdo estaban los rellenos con uva que comían los campesinos cuando escaseaban otros víveres.  Algo que también les encantaba era picar ají verde sobre un plato y echarle aceite y sal. Eso lo untaban con trocitos de pan amasado. Lo habitual, era que transportaran gallina cocida, chivo asado o charqui de caballo en sus morrales y lo comieran junto a sus tortillas de rescoldo.

Imagen:  Tjalf Sparnaay

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De CUADERNOS DE LA IRA (blog del autor), 2013

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