HUÁSCAR
SANDOVAL BAUER
Hoy en día la marca “Che Guevara” sigue muy vigente y exitosa en el
mundo, es como la Coca Cola, si no la bebes no eres feliz, o como un Mercedes
Benz, si no lo tienes eres un fracaso en esta vida. Pues bien, lo mismo pasa
con el “Che”, si no eres guevarista tienes todos los atributos del mal, mas si
lo eres, eres joven, rebelde, anti capitalista, anti imperialista, justiciero,
romántico, idealista, soñador y todo lo que consideramos bueno y bello.
Esa es la leyenda, el mito que se ha tejido en torno a la vida del “Che”.
La verdad es un poco más prosaica y menos romántica. Despojándole de ese aura
de santidad, Ernesto fue un hombre de su época, un ser de carne y hueso, con
sus grandezas y miserias como cualquier mortal; más miserias que grandeza,
diría yo.
Argentino cubano le dicen hoy, la humildad no formaba parte de sus
virtudes –quizás por eso a los cubanos les dicen los argentinos del Caribe- Fue
un profeta del fracaso, con un ego más grande que la mayor de las Antillas.
Fracaso en Cuba, en la batalla ideológico-política que se dio después de la
revolución. Fracaso en el Congo, por el desprecio que sentía por los africanos.
Fracaso en Bolivia, por subestimar a un pueblo que ya tuvo su revolución y al
que nunca pudo entender e igualmente despreciaba, como a los africanos, a tal
punto, que a los combatientes bolivianos de la guerrilla les decía “la resaca”.
Mucho se ha escrito sobre las circunstancias de su muerte, una muerte
trágica, por cierto; aunque no heroica, un héroe muere peleando, no se entrega
para después ser ejecutado. Se ha especulado sobre quien dio la orden para su ejecución.
La orden la dieron Barrientos, Ovando y Torres, este último otro icono de la
izquierda boliviana, no fue la CIA ni los Iluminati. Los gringos lo querían
vivo, querían exhibirlo ante el mundo y así mostrar el fracaso del “guerrillero
heroico”.
Hace 20 años estuve en Vallegrande y en La Higuera, en un otro homenaje a los 30 años de su
muerte. Mucha juventud, mucho canto y mucha joda, promesas de amor y lealtad a
los ideales revolucionarios se podían ver y sentir por todos lados. No puedo
negar que mi corazón se ubicaba a la izquierda del espectro político, y lo
sigue estando, aunque ahora con más amargura que alegría ante tanta mentira e
impostura.
Hoy 50 años después, los obispos de esta nueva religión, al mando del
cardenal Morales, se alistan frenéticamente para una nueva puesta en escena.
Todos gordos y bien cebados, estos impostores cuya única revolución se produjo
en sus bolsillos, no pueden disimular su entusiasmo por seguirle mintiendo y
robando al pueblo boliviano. Pero a todo chancho le llega su navidad.
No puedo dejar de mencionar a tantos héroes bolivianos anónimos y
silenciosos, de ambos bandos, que perdieron sus vidas y su inocencia en estos
tristes sucesos.
Sipe Sipe 04-10-2017
La única guerra internacional que ganó el Ejercito boliviano, fue contra la invasión cubana con el Che, perdió en todas las otras. Hoy se produce una confusión tremenda; los que lucharon y sobrevivieron, los militares de Ñancahuazú, son héroes o vendepatrias ?. Los que ventilan el heroísmo del comandante Che Guevara, aplauden la muerte de los soldados bolivianos,,,que hoy los mantienen en el poder con grandes beneficios para ambos. Esto es surrealismo puro. Los militares triunfantes rendirán su homenaje al que derrotaron y asesinaron hace cinco décadas?. Quién me lo puede explicar....
ReplyDeleteEs la incapacidad de encontrar nuevas ideas y enfrentar con valor a Un mundo cada vez mas convulsionado, y Donde los incapaces buscan salidas faciles a sus problemas.
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