Wednesday, October 4, 2017

Manuel Puig: Leer el Cine

SEALTIEL ALATRISTE

El 30 de julio murió en la ciudad de Cuernavaca Manuel Puig, uno de los novelistas más originales de los últimos treinta años en América Latina. Había nacido en 1932 en un pueblo de la Provincia de Buenos Aires, General Villegas, que le sirvió de modelo para recrear el ambiente en el que transcurrirían sus primeras novelas. Si uno quisiera dejarse llevar por la imaginación, podría pensar que Puig, más que querer vivir en Cuernavaca, había decidido morir en ella. La causa de su muerte fue, como los motivos en los que sus personajes afincaban su vida, ridícula: una complicación posterior a una operación de vesícula biliar. Fue una muerte antiheroica, tan antiheroica como sus novelas, que a uno le hace pensar, por el lugar, por Cuernavaca, en la muerte del Cónsul Geoffrey Firmin en Bajo el volcán de Malcolm Lowry.

La muerte de Manuel Puig deja un vacío enorme. El mejor homenaje que podemos hacerle en estas páginas, es publicar una breve nota bibliográfica de su narrativa.

La traición de Rita Hayworth, su primera novela, fue finalista del premio Biblioteca Breve que convocaba la editorial Seix Barral. Se publicó posteriormente en la editorial Jorge Álvarez, hoy desaparecida, en julio de 1968; y en la Editorial Sudamericana, dos años después. Actualmente, como toda la obra de Manuel Puig, está publicada por la editorial Seix Barral. En esta novela, Puig empieza a nutrirse de elementos narrativos, en apariencia no literarios: el guión de radio y el cinematográfico, y a partir de ellos nos narra las peripecias de una familia de la Provincia de Buenos Aires, sobre todo la de uno de sus personajes, Toto, cuya desmesurada pasión por el cine hace pensar, en el protagonista infantil de Cinema Paradiso con el que guarda multitud de semejanzas. La traición de Rita Hayworth abrió el espectro narrativo que Puig iba a abordar en sus siguientes novelas, y es por un lado la descripción minuciosa de la sordidez y pobreza vital de un puñado de personajes, y por otro un muy afortunado experimento narrativo a partir de las posibilidades que ofrecen elementos disímbolos provenientes de la hoy llamada “cultura popular urbana”.

Boquitas Pintadas, para muchos la mejor novela de Manuel Puig, nos muestra a un autor mucho más seguro de su escritura y de sus procedimientos narrativos, desde el mismo momento en que define a su novela como folletín, y que abre cada capítulo con un epígrafe de Alfredo Lepera, el letrerista de los tangos que hicieron famoso a Carlos Gardel. La novela explora temática y formalmente todas las posibilidades del melodrama radiofónico, cinematográfico y, hoy, telenovelero; nos cuenta las aventuras sentimentales de tres personajes, cuyos anhelos, cuya “heroicidad”, para llamar de algún modo a sus frustrados sueños de grandeza, está maniatada por los modelos impuestos por el cine hollywoodense de los años cuarenta, y por el sentimentalismo de los tangos en boga al iniciarse la Segunda Guerra mundial. Ver una película de Gardel, o leer Boquitas Pintadas, es observar la misma realidad desde dos ángulos diferentes; mientras la primera, tratando de tomársela en serio, la falseaba, la segunda la disecciona, y recrea su universo a partir de sus elementos menos previsibles: notas de periódico, crónicas pseudopoliciacas, cartas, diarios íntimos.

No deja de ser curioso que partiendo de elementos formales tan banales, y de unas anécdotas más que anodinas, el retrato que hace Puig en sus primeras novelas de la sociedad argentina, de la educación sentimental de una generación, resulte tan vívido, tan ácido, tan entretenido, y, en ocasiones, tan asfixiante.

En un sentido más que irónico, The Buenos Aires affaire es una novela policiaca. Se publicó por primera vez en Buenos Aires en 1973, en la Editorial Sudamericana y, a partir de 1977, en la editorial Seix Barral. Con esta novela Puig cierra un tríptico, en apariencia no intencional, donde la sordidez de los personajes provincianos se repite, y donde la influencia definitiva del cine está recalcada por los largos epígrafes, donde se reproducen diálogos enteros de películas famosas del Hollywood de los años treinta y cuarenta. Desde todos los puntos de vista, The Buenos Aires affaire es quizá la mejor estructurada de las tres primeras novelas, pero, paradójicamente, la más débil de ellas.

El beso de la mujer araña (1976), revisada en 1981, es la novela más conocida de Manuel Puig. Para cuando se publicó, la fama internacional le había llegado de golpe, y muy pronto la novela tuvo una contraparte cinematográfica y otra teatral; la primera, que incluso recibió un Oscar, fue estelarizada por Sonia Braga. En esta novela Puig aborda de frente un elemento central de la realidad argentina: la militancia y la represión, tanto política como sexual. Es un largo diálogo narrativo entre dos presos, uno guerrillero, el otro un homosexual obsesionado por el cine, que recuerda o inventa una película que lleva el nombre de la novela. Escrita en su mayor parte en México, el mismo Puig confesó que se inspiró en secuencias del cine mexicano para elaborar las largas descripciones que hace de su película. En cierta forma, la mujer araña descrita en la novela, la diva arrebatadora, es un engendro sacado de María Félix, Andrea Palma, Dolores del Río, o Leticia Palma, y otras.

Pubis angelical, publicada en 1979, marca la cúspide de los procedimientos narrativos de Manuel Puig. En ella se nos cuenta la vida de una mujer, enferma en un hospital, que oscila entre fantasear y regresar a una supuesta militancia política; entre la cordura o “responsabilidad” con su realidad inmediata, y el desvarío cinematográfico. En ésta, como en ninguna otra, el narrador está a expensas de sí mismo y de su oficio narrativo, ha abandonado los epígrafes del tango, las muletillas narrativas, o las notas pseudosicoanalíticas de la novela anterior, y por ello, quizás en ella podemos entreleer las causas por las cuales la sociedad argentina se arrojó al tobogán económico y político del cual todavía no acaba de tocar fondo. Casi a nadie le puede caber duda que el presidente Menem, dicho sea de paso, podría ser un personaje de Puig, que vive añorante de una Argentina hollywoodense y de un pubis angelical.


Más tarde publicó las siguientes novelas: Maldición eterna, 1980; Sangre de amor correspondido, 1982; y Cae la noche tropical, 1988. Su obra completa ha sido publicada en México, España y Argentina. A pesar de su muerte, Manuel Puig es, hoy, un escritor que sigue develando, en sus lectores, los secretos de nuestra clase media, sus mitos, miedos, anhelos y fantasías: su cultura.

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De NEXOS, 01/09/1990 

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