Friday, October 27, 2017

El sex appeal de Harrison Ford

JULIA GONZÁLEZ CALDERÓN

Hace poco fui a ver Blade Runner 2049 y pensé en Harrison Ford y en cómo es la vida: eran los ochenta y Ford era el tío más sexy del mundo, era Han Solo, era Indiana Jones y era el protagonista de la original Blade Runner, que pronto sería un filme de culto. Treinta años más tarde eres un setentón que hace un papel secundario en la secuela de tu propia película de culto, mientras que Ryan Gossling, que ahora es el tío más sexy del mundo, hace el papel principal. Los años pasan, y no pasan en vano.

Yo, ya sabéis, soy una persona intensa y dedico bastante tiempo a pensar sobre la vida: en general, la de los demás y, por supuesto, la mía, y a menudo me encuentro pensando que tengo casi treinta años, vivo en una ciudad extranjera a más de 9.000 kilómetros de mi país natal en donde cuento con escasas amistades, sobrevivo de mala manera gracias a una beca y esta será mi situación durante unos cuantos años. La gente se casa, y yo tengo que preparar un examen oral de portugués como asignatura obligatoria.

Como la beca, ya lo he dicho, es cortita, a veces cuido a niños. Esto, soy niñera en mis ratos libres. Limpio mocos, sujeto a críos que me patean la barriga con sus piernecitas mientras chillan a todo pulmón sufriendo por el repentino e intolerable abandono a que sus padres sádicamente deciden someterlos, me siento en sillas tan pequeñas en las que me cabe el culo de milagro, veo La Bella y el Vagabundo en inglés hasta querer sacarme los ojos de mis cuencas, hago como que entiendo todo el vacilante discurso de una niña de apenas dos años que se ha puesto locuaz, sostengo un plato con un trozo de pizza para que la interesada se la vaya comiendo a base de restregársela por la cara y que, poco a poco, vaya entrando en su boca (estáis pensando: “Qué bruta eres, Julia, córtale la pizza”. Ya, amigos, ya. No hay trozo que no merezca un buen paseo por los mofletes antes de ser saboreado) mientras la espalda me mata de dolor, corro tras prófugos que deciden ir por su propia cuenta en busca de sus padres, hago como que compro una tetera con una tarjeta Visa de juguete mientras pienso que ojalá la Visa fuera de verdad… En fin, las aventurillas del precariato académico.

Pero volvamos a Harrison Ford. He pensado últimamente unas cuantas veces en él, la verdad. Hace poco, por ejemplo, vi en redes sociales la típica foto de motivación que te explica que Ford, a los treinta años, era carpintero. La foto cumplió su objetivo y me motivó bastante. Hablando de eso con mi madre, me dijo que claro que lo de que Ford fuera carpintero antes de saltar a la fama era un hecho bien conocido y que añadía sex appeal a su persona pública.

De lo cual llegué a la siguiente y lógica conclusión: dentro de muchos años, la gente se motivará diciendo que la doctora González, a los veintiocho, era niñera. ¿Y sabéis qué? Que me dará un toque sexy.

Y a vosotros, ¿qué os hace sexys?

Foto: sexy entre las sexys, veis a Scarlett Johansson haciendo de babysitter en The Nanny Diaries (Robert Pulcini y Shari Springer Berman, 2007).

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De NINGÚN LUGAR SAGRADO (blog de la autora), 26/10/2017



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