La novela moderna
es un género único porque diríase que todas sus posibilidades están contenidas
en un único libro: Cervantes funda el género en el Quijote y
al mismo tiempo lo agota -aunque sea volviéndolo inagotable-; o dicho de otro
modo: en el Quijote Cervantes define las reglas de la novela
moderna acotando el territorio en el que a partir de entonces nos hemos movido
todos los novelistas, y que todavía no hemos terminado de colonizar. ¿Y qué es
ese género único? ¿O qué es al menos para su creador? Para Cervantes la novela
es un género de géneros; también, o antes, es un género degenerado. Es un
género degenerado porque es un género bastardo, un género sine
nobilitate, un género snob; los géneros nobles eran, para Cervantes como
para los hombres del Renacimiento, los géneros clásicos, aristotélicos: la
lírica, el teatro, la épica. Por eso, porque pertenecía a un género innoble, el Quijote apenas
fue apreciado por sus contemporáneos, o fue apreciado meramente como un libro
de entretenimiento, como un best seller sin seriedad. Por eso no
hay que engañarse: como dijo José María Valverde, Cervantes nunca hubiese
ganado el Premio Cervantes. Y por eso también Cervantes se preocupa en el Quijote de
dotar de abolengo a su libro y lo define como "épica en prosa", tratando
de injertarlo así en la tradición de un género clásico, y de asimilarlo. Dicho
esto, lo más curioso es que es precisamente esta tara inicial la que termina
constituyendo el centro neurálgico y la principal virtud del género: su
carácter libérrimo, híbrido, casi infinitamente maleable, el hecho de que es,
según decía, un género de géneros donde caben todos los géneros, y que se
alimenta de todos. Es evidente que sólo un género degenerado podía convertirse
en un género así, porque es evidente que sólo un género plebeyo, un género que
no tenía la obligación de proteger su pureza o su virtud aristocráticas, podía
cruzarse con todos los demás géneros, apropiándose de ellos y convirtiéndose de
ese modo en un género mestizo. Eso es exactamente lo que es el Quijote:
un gran cajón de sastre donde, atadas por el hilo tenuísimo de las aventuras de
don Quijote y Sancho Panza, se reúnen en una amalgama inédita, como en una
enciclopedia que hace acopio de las posibilidades narrativas y retóricas
conocidas por su autor, todos los géneros literarios de su época, de la poesía
a la prosa, del discurso judicial al histórico o el político, de la novela
pastoril a la sentimental, la picaresca o la bizantina. Y, como eso es
exactamente lo que es el Quijote, eso es exactamente también lo que
es la novela, y en particular una línea fundamental de la novela, la que va
desde Sterne hasta Joyce, desde Fielding o Diderot hasta Perec o Calvino.
Más aún: quizá
cabría contar la historia de la novela como la historia del modo en que la
novela intenta apropiarse de otros géneros, igual que si nunca estuviese
satisfecha de sí misma, de su condición plebeya y de sus propios límites, y
aspirara siempre, gracias a su esencial versatilidad, a ser otra, luchando por
ampliar una y otra vez las fronteras del género.
Javier Cercas
La tercera verdad
La tercera verdad
Foto: Miseria
e Nobiltà
Mario Mattoli, 1954
Mario Mattoli, 1954
__
De CALLE DEL ORCO, 30/06/2017
No comments:
Post a Comment