G.GARCÍA, O. MORALES, RAMIRO ZALLES
CICOP Bolivia, Fundación “emegece”, Av. Camacho
1415, La Paz, Bolivia
RESUMEN
La zona andina
latinoamericana y de manera particular Bolivia, han mantenido pervivencias
únicas desde tiempos milenarios a pesar de los procesos de transculturación
acaecidos en periodos precolombinos y virreinales. Estos han redefinido, a lo
largo del tiempo, la manera y los ritos que forman parte del imaginario social
y la mitología andina, en ellos se refleja la yuxtaposición de tradiciones
híbridas entre los ritos tradicionales españoles y aquellos de pervivencia
pre-colonial. En este proceso histórico, tanto las tradiciones del rito
católico español como las de la mitología andina han sido modificadas y
sincretizadas hasta alcanzar un grado de convivencia mutua y respeto solemne,
con especial relevancia en aquellos centros alejados de las urbes de mayor
importancia, y que por su contacto menos frecuente con los procesos de
desarrollo en las mismas, han conservado a lo largo del tiempo rasgos
invariables y características particulares en ciertas zonas alejadas de los
polos de desarrollo.
El contacto con
estos rituales para el habitante de las ciudades es poco frecuente,
fundamentalmente porque requiere de un cierto grado de aceptación por parte de
la comunidad y de sus Mallkus , para que las personas ajenas a la comunidad
participen de estos rituales. Entre estos ritos se encuentra la Wilancha, una
práctica de sacrificio ritual ofrendado a la Pachamama, y que ha sobrevivido a
lo largo del tiempo desde antes de la colonia española, en ella se sacrifica
una llama de corta edad, normalmente blanca, con cuya sangre se riega un lugar
sagrado, normalmente el atrio de una iglesia o una Apacheta .
Estos rituales
milenarios representan parte fundamental del imaginario y la mitología del área
andina, cuyo poco contacto con los habitantes de la ciudad y menos con los
turistas, los convierten en un evento singular de importante trascendencia, que
a pesar de ser un valioso patrimonio inmaterial, corre el riesgo de desaparecer
por la migración de los habitantes más jóvenes de las comunidades rurales hacia
las ciudades, y en algunos casos su negativa a seguir participando de los
rituales de sus padres y abuelos, como resultado de su reciente contacto con
las costumbres de la ciudad.
1 ÁMBITO GEOGRÁFICO
La práctica
ritual andina de sacrificios tiene lugar en el altiplano boliviano y peruano de
manera indistinta, si bien las divisiones territoriales resultantes de los
procesos independentistas del siglo XIX han dividido políticamente la región
geográfica, en el ámbito cultural, aún representan una realidad común que
comparte orígenes y manifestaciones folclóricas de manera homogénea.
La práctica
ritual descrita en esta ponencia en particular fue llevada a cabo en la capilla
rural de la zona de Hushusuma en el altiplano Boliviano a 4000 metros sobre el
nivel del mar, en la plataforma altiplánica formada entre las cordilleras
Oriental y Real. La capilla de Hushusuma se encuentra en el departamento de
Oruro, provincia Sajama en el cantón de Curahuara de Carangas, a 75 kilómetros
por la ruta que va desde la población de Patacamaya hasta Tambo Quemado en la
frontera con Chile, a dos horas y media de camino desde la ciudad de La Paz,
sede de gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia y la ciudad más grande
próxima a esta ubicación geográfica.
Es de particular
importancia, la proximidad con la iglesia de Curahuara de Carangas(44), conocida junto a la iglesia de Taraco,
como una de las dos “capillas sixtinas” del altiplano y que han sido
reconocidas como patrimonio monumental por la riqueza de sus pinturas murales.
2 LAS PRÁCTICAS DE SACRIFICIO PRECOLOMBINAS
Si bien las
prácticas de sacrificios humanos fueron comunes en las civilizaciones Maya y
Azteca, tanto como en el imperio Inca, se sabe poco acerca de los sacrificios
rituales en el área andina antes de la llegada de los españoles, por lo tanto,
las practicas rituales actuales han sobrevivido más allá de la evidencia
arqueológica y conforman parte del valioso patrimonio inmaterial de la zona.
Sin embargo
existen evidencias materiales que parecen indicar que la realidad andina no fue
del todo diferente de lo acontecido en Mesoamérica. Tanto en Tiwanaku(45) como en asentamientos Inca en la región
del lago Titikaka se han encontrado utensilios de sacrificio finamente labrados
en oro y plata que no parecen haber sido de uso común sino más bien de uso
ritual religioso, y en sitios arqueológicos particulares como la pirámide de
Akapana en Tiwanaku se han encontrado fosas comunes que parecen indicar que la
práctica ritual del sacrificio humano y animal fue común en el periodo
expansivo Tiwanakota. Aun a pesar de esta evidencia arqueólogos y antropólogos
aun debaten la validez de esta teoría.
3 EL IMAGINARIO Y LA MITOLOGÍA ANDINA
El imaginario
social del habitante rural y su relación con la mitología andina es profundo e
importante en la estructura de la sociedad conformada por Ayllus y Markas en
las áreas rurales de Bolivia, pero también en las ciudades importantes como
resultado de los procesos migratorios entre el campo y la ciudad.
La base de la
mitología andina fue influenciada por la religión inca impuesta durante el
proceso de invasión que dominó por poco menos de un siglo, grandes extensiones
del actual territorio boliviano, durante su fase de mayor expansión, como
resultado de la misma existen regiones en el interior de Bolivia donde aún se
habla el Quechua que enseñaron los Incas en lugar del Aymara que sobrevivió al
proceso de aculturación originado por el dominio Inca(46).
En la mitología
andina se reconocen tres mundos o esferas, a manera de universos paralelos que
coexisten en la realidad imaginaria, el Alajpacha o mundo superior de las
divinidades, el Akapacha o mundo terrenal, en el cual nos encontramos todos los
seres vivos en contacto con la Pachamama, y finalmente el Mankapacha o
inframundo, en el cual viven seres sobrenaturales de conducta benigna o maligna
de acuerdo al caso y que visitan el mundo terrenal para tener contacto con los
humanos ocasionalmente.
4 LA PACHAMAMA Y EL SACRIFICIO RITUAL
En la mitología
andina la divinidad principal es la Pachamama, madre tierra que es bondadosa
pero exigente en cuanto a las retribuciones demandadas como compensación por
los bienes entregados al hombre. Esta retribución a la Pachamama se realiza de
manera cotidiana en tres tipos de ofrendas, primero el alcohol que va a ser
bebido debe ser primero derramado al suelo en unas cuantas gotas como ofrenda y
agradecimiento, en segundo lugar se realiza la Khoa, consistente en la quema de
una “mesa dulce”, una canasta llena de dulces, lanas de colores, incienso y
especias aromáticas y en el caso de las construcciones, un Sullu o feto de
llama disecado, que se ofrenda a la Pachamama para evitar accidentes en la
construcción de casas y edificios(47).
5 UN RITO MILENARIO EN EL ALTIPLANO
El ritual
descrito a continuación fue llevado a cabo en septiembre de 2010, en la capilla
rural de Hushusuma, en ocasión del inicio de las obras de puesta en valor de la
misma, promovidas por el CICOP Bolivia mediante el financiamiento de la
Embajada Americana y las gestiones del Rvdo. Padre Gabriel Antequera y el Arq.
Gonzalo A. García Crispieri, presidente de CICOP Bolivia.
Luego de poco más
de tres horas de viaje desde la ciudad de la Paz, llegamos a la capilla de
Hushusuma, una pequeña iglesia rural, edificada sobre una Huaca(48) precolombina, por esto se encuentra
alejada de los asentamientos donde viven los habitantes de la zona. La capilla
es de estructura de adobe con un atrio y capillas posas en las esquinas, además
de dos campanarios asimétricos laterales de piedra caliza blanca, el revoque de
la misma es de cal y esto la convierte en un objeto blanco que se destaca en el
paisaje natural del altiplano. En la misma ya se encontraban los miembros de la
comunidad, separados entre varones y damas. Las mujeres se dedicaban a la
preparación de un cordero que había sido sacrificado antes de nuestra llegada,
y que fue servido en un caldo y un asado del mismo acompañado con tubérculos
típicos de la zona, papa, chuño y tunta(49). Los varones, luego de faenar al cordero,
despellejarlo y despresarlo, se encontraban sentados en círculo al frente del
atrio de la iglesia compartían sus chuspas(50) con hoja de coca para acullicar (51) , y ocasionalmente un sorbo de alcohol
de caña que ha sido degradado en su porcentaje alcohólico al flamearlo. Luego
de servida la comida el círculo de reunión se amplía con la presencia de las
mujeres, los dirigentes exhiben como símbolo de autoridad ponchos de colores,
chalinas y un chicote(52).
Sobre un awayo(53)se extienden diferentes tipos de
ofrendas, un sullu de llama envuelto en lanas de colores, hojas de coca, algo
de fruta y un par de botellas de cerveza, todo esto es continuamente rociado
por los asistentes con alcohol y azúcar, cada uno debe tomar tanto el alcohol
como el azúcar con la mano derecha y la ofrenda debe realizarse de manera
solemne, siempre en sentido contrario a las agujas del reloj, en frente de esta
mesa ritual extendida en el suelo se coloca un jarro de fierro enlosado en el
cual se van quemando lanas de colores y hojas de coca remojadas en alcohol.
El tiempo
transcurre lentamente, desde que nos incorporamos a la ceremonia alrededor de
las 10:30 am, han pasado cuatro horas, la ceremonia fue iniciada por los
comunarios alrededor de las 7:30 am, son las 2:30 pm y comienzan los
preparativos para el rito milenario de la Wilancha.
En frente del
atrio de la iglesia, donde se encuentra un túmulo de piedra caliza blanca donde
se ofrendan las mesas dulces y las khoas quemándolas, se separa el espacio del
rito católico del rito aymara, a partir de este se extiende una planicie de
varios metros en donde los comunarios buscan una piedra enterrada hace ya
innumerables años, cerca de ella hay muestras de otras ofrendas que han sido
quemadas y aún pueden verse algunas gotas de la sangre del cordero sacrificado
más temprano en horas de la mañana. Todos colaboran en la ceremonia, la llamita
a ser sacrificada se encuentra a unos metros amarrada al lado de la iglesia al
cuidado de los niños de la comunidad. El sitio ceremonial es preparado
excavando alrededor de la piedra central y en cuatro pequeñas fosas hacia los
cuatro puntos cardinales, en cada fosa se coloca una piedra blanca de la misma
que fue usada para el campanario de la iglesia.
La madre tierra,
la Pachamama ha sido preparada para recibir la ofrenda, se extiende un awayo y
alrededor de él se colocan los utensilios necesarios para el sacrificio, varias
chuspas con hojas de coca, varias botellas pequeñas de alcohol, algunas bolsas
de azúcar y cinco recipientes que no tienen nada de particular, dos de ellos
son de plástico y tres de fierro enlosado, uno de ellos, el más grande es
aluminio y en él se encuentra un cuchillo de tamaño regular con mango de madera
que ha sido mermado por el afilado continuo, ninguno de los utensilios tiene
nada de exclusivo, todos parecen ser de uso cotidiano y de diferentes dueños,
ninguno aparenta ser considerado como algo sagrado ni especial.
La llamita es
llevada al centro, amarrada en todas sus extremidades, cargada por varios
hombres, es colocada en el centro del awayo, sus movimientos son bruscos y
nerviosos, pareciera adivinar la suerte que le espera, para evitar estos
sobresaltos o para no ver los ojos inocentes del animal, han vendado su cabeza
con una chalina.
El animal reposa
en posición sedente, uno a uno los comunarios van orando en una mezcla de
aymara y castellano, todos piden al animalito que los cuide y los proteja al
pasar al inframundo, al Mankapacha, piden por sus familias, por sus cosechas,
por aquellos ausentes, por la salud de sus hijos, mientras van orando, uno a
uno los asistentes se acercan y vierten gotas de alcohol, hojas de coca y
azúcar sobre la llamita, siempre con mucha solemnidad y en sentido contrario a
las agujas del reloj, esto se repite varias veces, nosotros participamos de
manera respetuosa, sobrecogidos por la solemnidad del acto y por lo lento que
transcurre el tiempo, parecen ser horas, apenas han pasado treinta minutos, el
tiempo parece haberse detenido al igual que el frío viento del altiplano, el
sol brilla radiante en lo alto del cielo pero ni las nubes parecen moverse.
Todos los miembros de la comunidad, todas las mujeres, inclusive el Rvdo. Padre
Gabriel Antequera siguen las acciones de los mayores, nosotros también, los
niños contemplan el rito de manera furtiva asomando sus pequeñas cabezas desde
el interior del atrio de la iglesia a unos 30 metros de distancia.
Todos bebemos
alcohol y acullicamos hojas de coca, uno a uno los miembros varones y mujeres
se acercan a la llamita, sin distinción de sexo o jerarquía dentro de la
comunidad se arrodillan frente a ella, la acarician, la besan y las peticiones
hacia ella se hacen más vehementes, algunas mujeres con llanto en los ojos se
despiden de ella en medio de las peticiones, la chalina que cubría los ojos del
animal ha sido removida, ahora mira a todos lados, nos mira a los ojos,
nosotros también nos acercamos y con el corazón acelerado y un nudo en la
garganta hacemos nuestras propias peticiones, el último en hacerlas es el
Sullka(54) de la comunidad. Se
ha encendido una Khoa y el humo del incienso rodea a la llamita con un aroma a
incienso y palo santo.
Ha llegado el
momento final, todos nos apartamos, son las 3:30 de la tarde, ha transcurrido
una hora desde que el sitio del sacrificio comenzó a ser preparado. Varios
hombres sin mayor rango dentro de la comunidad se acercan, uno de ellos,
posiblemente el más experimentado empuña el cuchillo, otros sostienen los cinco
recipientes, los demás sujetan fuertemente al animal.
Solo se escucha
un estertor, como si la llamita hubiese tomado una bocanada de aire demasiado
grande para su pecho, para ella todo ha terminado, para nosotros todo comienza
de nuevo, ahora el tiempo parece haberse acelerado, los hombres alrededor del
animal ya sacrificado se mueven frenéticamente, la sangre brota a borbotones y
es recibida en los recipientes, un solo hombre sostiene el cuello del animal
que fue desamarrado el instante después de su muerte, otro remueve la sangre en
el recipiente de mayor tamaño con un palo para evitar que se coagule, los demás
llevan la sangre humeante a las fosas previamente preparadas, con ella riegan
las piedras blancas que se encuentran en ellas, otros riegan las cuatro
esquinas de la iglesia.
La sangre deja de
fluir y el cuerpo del animal es retirado del awayo y colocado a un lado, su
cabeza reposa sobre otra piedra blanca y sus ojos sin vida miran al cielo,
todos nos arrodillamos alrededor del lugar donde aconteció el sacrificio, todos
oramos con las manos recogidas en el pecho, primero al norte, luego al oeste,
al sur y luego al este, el Padre Gabriel también, lentamente se levantan, rocían
la sangre en las fosas con azúcar y hojas de coca, sonríen brevemente al
mirarnos, tal vez por la expresión de nuestros rostros, luego cada uno vuelve a
sus tareas.
Las mujeres
preparan las ollas para cocinar la carne de la llamita, los varones la
despellejan para curtir su piel, el cuerpo ahora plateado al sol, es despresado
y colocado con especias y sal en las grandes ollas de agua hirviendo, las
mujeres se sientan alrededor de la misma, los varones recogen todos los
utensilios empleados en la ceremonia y luego vuelven a sentarse en la puerta
del atrio de la iglesia, comparten de nuevo alcohol, coca y algunos
cigarrillos, nosotros compartimos con ellos por una hora más, debemos
retirarnos si queremos volver a la ciudad en tiempo prudente, nos ofrecen
hospedarnos, ante nuestra insistencia nos dejan partir, no hemos compartido la
última comida con ellos, sin embargo nos despiden como si ya fuésemos miembros
de la comunidad, nos agradecen y nosotros a ellos, las tres horas de retorno a
La Paz transcurren en silencio.
6 LA PERVIVENCIA DE LO INTANGIBLE Y LO INMATERIAL
¿La tradición
pasará a las generaciones más jóvenes?, esperamos que sí, solamente así puede
conservarse el patrimonio inmaterial, el aire místico y la magia que lo rodean,
aquello que nos diferencia de aquel mundo andino que ha conservado sus
costumbres y rituales a pesar de la dominación, primero incaica y luego
española. Ellos han sabido ser tolerantes con las costumbres de los invasores,
a cambio han logrado que sus propias costumbres sean respetadas, de esa
simbiosis se ha nutrido nuestra cultura.
7 CONSIDERACIONES FINALES, ¿CIVILIZACIÓN O
BARBARIE?
El mundo
occidental establece dos rangos únicamente, civilización o barbarie, blanco o
negro, pero la gama de grises en medio es enriquecida por esta hibridez
cultural que hace única a la cultura latinoamericana.
Ritos como la
Wilancha parecen estar envueltos de una barbarie inhumana, sin embargo, nuestro
mundo es cada vez más violento y carente de sentido. Estos ritos son religiosos
y están rodeados de solemnidad y tradición, tal vez por ello perviven, la fe
los mantiene vivos, como a todas las religiones. No nos corresponde juzgar, solo
sentirnos agradecidos por haber participado de una ceremonia milenaria.
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NOTAS
(44) En el altiplano andino las capillas
mantienen una estructura común que ha pervivido hasta nuestros días, la iglesia
es construida sobre cimientos de cal y canto, apoyando en estos una estructura
de adobe reforzada por contrafuertes en esquema de planta de cruz latina, con
una sola nave cerrada con cubierta de madera y teja, bajo el cual el cielo es
formado por un artesonado, frecuentemente de par y nudillo, pero en algunas
ocasiones por cielos estucados, pintados al temple con motivos bíblicos, en los
brazos de la cruz de ubican ambientes de apoyo como la sacristía y el
baptisterio, y en algunos casos altares laterales, que probablemente
constituyen modificaciones posteriores. En el exterior la portada, en algunos
casos lateral, puede ser construida en diversos materiales de acuerdo a la
zona, tallada en piedra, en ladrillo o en cal y estuco, las mismas representan
claramente el periodo de edificación, correspondiendo adecuadamente con las
corrientes imperantes en Europa, renacimiento, barroco, rococó, y
churrigueresco. La Iglesia se encuentra en un gran atrio, en algunos casos el
mismo es lateral y en otros se encuentra al frete de la misma, este cumple
diversas funciones como espacio público, es utilizado como cementerio, plaza y
mercado, usos que han permanecido desde la época colonial hasta nuestros días
hasta nuestros días. Estas iglesias de provincia representan el patrimonio
edificado más antiguo que se encuentra en pie todavía, lamentablemente la
conservación de las mismas es deficiente debido a la ausencia de recursos
económicos y políticas institucionales.
(45) La Civilización Tiwanakota contempla
cinco épocas de desarrollo. Arcaico, Aldeano, Urbano, Urbano Clásico y
Expansivo.
(46) De esta dominación y su mitología ha
sobrevivido de manera poco significativa el culto al sol, de tradicional corte
incario, este se recuerda únicamente durante el solsticio de invierno,
exactamente el 21 de junio, fecha en la cual se conmemora el inicio de año
agrícola aymara y que se ha solapado con la fiesta patronal de San Juan, conmemorada
como la noche más fría del año y que se festeja el 23 de junio. Luego del
proceso de reforma cultural llevada a cabo por el nuevo Estado Plurinacional de
Bolivia, el 21 de junio ha sido declarado feriado nacional.
(47) En la mayor parte de las construcciones
se entierra un Sullu de llama como protección a los trabajadores, en obras de
mayor envergadura, como edificios de varios pisos se entierran llamas, las
cuales son adornadas con lanas de colores y serpentinas, las mismas son
emborrachadas para adormecerlas y luego de que las alcanza el sueño, son
enterradas vivas en una fosa profunda al centro de la construcción. La
tradición oral relata que en tiempos de la colonia, en la iglesia de Calamarka
en el altiplano boliviano, fueron enterrados cuatro toros, uno en cada esquina
por la jerarquía de la iglesia, Sin embargo el mito urbano va más allá, se dice
que en uno de los puentes más importantes de la ciudad de La Paz, el “Puente de
las Américas”, fue enterrado un indigente, el cual fue alimentado de manera
cuantiosa y luego emborrachado para finalmente ser enterrado vivo en la
fundación de uno de los dos pilares que soportan la estructura.
(48) Lugar sagrado de rituales religiosos
desde antes de la llegada de los españoles.
(49) Diferentes tipos de papa deshidratada.
(50) Pequeñas bolsas tejidas a mano.
(51) Masticar y conservar en la boca pero sin
tragar.
(52) Látigo de gran tamaño elaborado con
cuero de vaca que se envuelve alrededor del pecho.
(53) Tejido a mano que sirve tanto para
cargar a los niños pequeños como para llevar cosas de uso cotidiano
(54) Dirigente de la región de menor grado
que un Mallku, pero la mayor autoridad comunaria presente.
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Fotos de Ricardo
Zalles
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