Nací en enero de
1979. La mía fue, definitivamente, una generación televisiva. En esos años (los
80) predominaban los juguetes basados en programas y series de televisión. Eran
los días en que la empresa Mattel inundaba las jugueterías con figuras de
He-Man, She-Ra, Transformers, Gi-Joe, V Invasión Extraterrestre, Thundercats,
Silver Hawks, Spiral Zone y tantos otros. Claro, como buen niño de pueblo, las
canicas y los barriletes tampoco me fueron ajenos. Saco esto a colación tras
leer el maravilloso artículo de Claudio Ferrufino-Coqueugniot “Juguetes,
juegos y nostalgias”, una verdadera delicia.
Tengo un recuerdo
muy vago de estos jueguitos, al punto que he llegado a preguntarme si de verdad
existieron. Los envases eran parecidos a los frascos de suero, pero redondos y
llenos de un riquísimo pero artificioso jugo sabor a naranja. Nosotros, en Las Rosas,
los llamábamos "Naranjinas". Repito, el recuerdo es muy vago,
prácticamente una sombra que me atraviesa la memoria. Menos mal que un par de
amigotes de mi generación me confirman que, de verdad, existieron las
Naranjinas. Saco dos conclusiones, una buena y otra mala: no estoy tan loco
para inventar una estupidez como las Naranjinas y el tiempo pasa con la
velocidad de la puta madre.
A propósito de
velocidad, tiempo y puta madre, Gabriela es una profesora de Letras que conocí
por Internet en enero de 2005. Cogimos por primera vez en septiembre de 2006,
previo viaje mío a Buenos Aires. En el medio hubo mucho cachondeo virtual,
mucho intercambio de ratones. Ella tenía 49 años en ese momento, yo 27. Aunque
duramos dos meses, nunca pude sacármela de la cabeza. Cogerme a Gabriela fue
literalmente saltar de un abismo a otro. Le cuento esto a Belén, la lasciva
hija de mi casera, pero ella no me lleva el apunte, entretenida como está con
los altibajos de su propio clítoris. Ése es su verdadero juguete, su novedad de
Mattel, su Naranjina. No yo.
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De PLUMAS HISPANOAMERICANAS, 19/09/2016
Eso es pasarse la pluma. Grande Ferrufino-Coqueugniot y Mordacini.
ReplyDeleteUn fuerte abrazo para ambos.
gracias, Jorge. Emanuel se pasó. Textazo.
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