GSÚS BONILLA
Saldada deuda,
dialogía de los hijos de la puta, fruto del lobo y la liebre. Obstinada
naturaleza nuestra, sangrado verde, colmada de recursos, insólita e
incómodamente sabia. Ralea que muta y se hibrida, para no extinguirse. Que se
adapta a la agresión humana, que hiberna si no hay otra oferta mejor que la
oscuridad del invierno. Éxito en la supervivencia y perpetuación de la especie.
Al final de los tiempos, nos descubriremos paltas, primas hermanas del laurel,
domesticadas por un pueblo indígena y remoto. Aguacates: hoy hembras mañana
machos, hoy hembras, mañana machos. Paladines. Nadie puede evitar sentirse
culpable, cuando ve a un niño verde llorar.
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Imagen: Natalia
Goncharova
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