JACINTA ESCUDOS
Una noche de
abril de 1970, un hombre camina por la Avenida Emile Zolá de París. Mientras lo
hace, recuerda su reciente viaje a Israel, hecho a fines del año pasado. Era su
primera visita y, esta noche lo sabe, también fue la última. A su regreso se
mostró tan jubiloso de haber conocido la tierra de sus ancestros que hasta
pensó en irse a vivir allá.
Piensa también en
Samuel Beckett. Franz Wurm, un amigo poeta, le había invitado a ir a conocerlo,
pero se negó. No le parecía correcto ir a visitar a alguien sin anunciarse.
Pensar en Beckett lo lleva a recordar a su hijo, Eric, de 14 años. Habían
quedado de ver juntos una puesta en escena de Esperando a Godot,
pero un día antes canceló la cita con su hijo.
Desde 1967 ya no
vivía ni con él ni con su mujer y se fue a vivir solo a aquel apartamento de la
Avenida Emile Zolá. Recuerda el 67 como un mal año. Fue acusado de plagio. Pero
el 67 también fue bueno si piensa en la cantidad de poemas que escribió y en el
viaje a Alemania para dar una conferencia en la Universidad de
Freiburg-im-Brisgau, entre cuyos asistentes se encontraba nadie menos que
Martin Heidegger.
Al llegar al
puente Mirabeau, se detiene. Se queda un rato ahí asegurándose de que no haya
nadie en las cercanías, nadie que vaya a entorpecer su plan. Se asoma a ver las
aguas del río Sena. De noche el agua se mira negra, una leche negra hacia la
cual Paul Celan se lanza. Una leche negra en la cual espera ahogarse, él, que
ha sido un excelente nadador desde su adolescencia.
No hay certeza de
la fecha exacta en que ocurrió aquel salto. Se cree que pudo haber sido en la
noche del 19 de abril o en la madrugada del día 20. Irónicamente el 20 de abril
era el día del cumpleaños de Hitler, el ser que extendería un manto de dolor y
muerte sobre Europa y que tocaría millones de vidas, entre ellas la de Paul Celan
y su familia.
Paul Antschel
nació en la región de Bucovina en 1920, entonces parte de Rumania (y que hoy en
día es parte de Ucrania). Su padre era judío sionista e insistió en que su hijo
recibiera educación en hebreo. Pero su madre, aunque también judía, era amante
de la literatura alemana, hablándose en casa nada más que alemán. Para Celan
(que adoptaría ese apellido como un anagrama de Antschel), el alemán sería su
lengua materna, en el legítimo sentido de la palabra.
En 1938, la
expansión de Hitler era incontenible y los Antschel tenían un mal
presentimiento. Sus padres discutieron sobre qué hacer con ciertos ahorros que
conservaban. El padre quería guardarlos por si tenían que planear una huida
súbita. La madre y Paul, hijo único, querían que fueran utilizados en la
universidad del muchacho. Así, Paul Celan hace su primer viaje por Europa. Pasa
por Berlín donde percibe la gravedad de la situación y el peligro que representa
el nazismo. Comenzó a estudiar medicina en Tours, Francia, pero al año
siguiente retornó a Rumania donde estudia literatura y lenguas románicas.
Cuando estalló la guerra, los soviéticos ocuparon su ciudad natal de Czernowitz
en 1940. Al año siguiente, la ciudad fue recuperada por tropas rumanas y
alemanas.
En la toma de la
ciudad, los rumanos asesinaron aproximadamente a 700 judíos. Éstos fueron
obligados de inmediato a usar un brazalete con la estrella amarilla en su
brazo. Hay toque de queda. Se alambran zonas de la ciudad que son convertidas
en guetos. Los nazis obligan a los judíos a mudarse ahí.
Hay deportaciones a los campos de concentración todos los fines de semana. Un
amigo rumano, Valentin Alexandrescu, les ofrece refugio a los Antschel en su fábrica
de detergentes y cosméticos. Paul Celan intenta una noche de sábado durante la
cena, convencer a sus padres de aceptar aquel refugio. Pero la madre se resiste
a pesar de ver vagones llenos de judíos que son llevados a algún lugar de
Polonia sin volver más. Celan alista un par de cosas e insiste en que estará
esperándolos allá. Sale convencido de que al verlo partir, sus padres lo
seguirán. Pero los padres nunca llegan al refugio. El lunes comprueba que su
domicilio ha sido clausurado y que ellos fueron enviados a un campo en
Trasnistria, donde cumplirán trabajos forzados picando canteras. El padre muere
de tifoidea. Su madre, debilitada e incapaz de cumplir con el trabajo, es
eliminada de un tiro en la nuca. Celan es enviado a un campo de trabajo forzado
en Moldavia, y logra sobrevivir.
El sentimiento de
culpa que esto supuso para Celan lo acosará el resto de su vida. Nunca se
perdonará a sí mismo el haber salido sin sus padres y luego, haber sobrevivido
a la guerra. Esto supone además un rompimiento brutal con la poesía que
escribía pero asímismo, un conflicto idiomático que también lo acompañará de
por vida. Es un judío que habla y escribe en alemán, la lengua de su hogar y de
su madre, pero también, la lengua de los verdugos de sus padres y de los asesinos
de miles de judíos. Estos conflictos, más lo vivido durante la guerra, se
resumen en su poema cumbre “Todesfuge”, “Fuga de muerte”:
Leche negra del
alba te bebemos de noche
te bebemos al mediodía
la muerte es un maestro de Alemania
te bebemos en la tarde y de mañana
bebemos y bebemos
la muerte es un maestro de Alemania
sus ojos son azules
te alcanzan sus balas de plomo
te alcanzan sin fallar.
te bebemos al mediodía
la muerte es un maestro de Alemania
te bebemos en la tarde y de mañana
bebemos y bebemos
la muerte es un maestro de Alemania
sus ojos son azules
te alcanzan sus balas de plomo
te alcanzan sin fallar.
Esa desubicación
de ser un poeta rumano, de origen judío, escribiendo en alemán, que a esas
alturas es además políglota (habla también hebreo, yiddish, rumano, ruso,
ucraniano, inglés y francés), le hace decidir viajar primero a Austria y luego
a Francia.
En Viena conoce a
la poeta Ingeborg Bachmann, con quien tiene una relación sentimental bastante
complicada. Después de separarse de ella, viaja a París donde conoce a la
artista Gisèle Lestrange con quien contrae matrimonio, a pesar de la oposición
de la familia de ella. El primer hijo de ambos muere. Dos años después, tienen a
su segundo hijo, Eric.
Entre Paul y
Gisèle se desarrollará una abundante correspondencia de poco más de 700 cartas
en los siguientes 19 años. Seis años después de casado, Celan retoma la
relación con Bachmann y aunque eso fue motivo de agrias disputas entre los
Celan, finalmente Gisèle terminó aceptando la relación.
Las acusaciones de la viuda de su amigo Yvan Goll, de que Celan plagió poemas de su esposo, le ocasionaron un crisis nerviosa a Paul. Intentó suicidarse tratando de acuchillarse el corazón. A partir de entonces, su equilibrio emocional pareció no recuperarse. Entre 1962 y 1969 estuvo internado durante 3 largos períodos en clínicas psiquiátricas. En otra ocasión, atacó a Gisèle con un cuchillo. Luego de este hecho, fue internado durante 7 meses en una clínica, de noviembre del 65 a junio del 66. Después de su salida, el matrimonio acordó la separación.
Las acusaciones de la viuda de su amigo Yvan Goll, de que Celan plagió poemas de su esposo, le ocasionaron un crisis nerviosa a Paul. Intentó suicidarse tratando de acuchillarse el corazón. A partir de entonces, su equilibrio emocional pareció no recuperarse. Entre 1962 y 1969 estuvo internado durante 3 largos períodos en clínicas psiquiátricas. En otra ocasión, atacó a Gisèle con un cuchillo. Luego de este hecho, fue internado durante 7 meses en una clínica, de noviembre del 65 a junio del 66. Después de su salida, el matrimonio acordó la separación.
El 1º. de mayo de
1970, un pescador cuyo nombre no aparece registrado en ninguna parte, encontró
un cuerpo atascado en un remanso del río Sena, cerca del suburbio parisino de Courbevoie,
once kilómetros río abajo del Puente Mirabeau. Era el cuerpo de Paul
Celan.
Durante esos 10
días, mientras su cuerpo navegaba a razón de poco más de un kilómetro diario
por el Sena, nadie extrañó su ausencia ni se preguntó dónde estaría el poeta.
Cuando las
autoridades revisaron sus pertenencias, buscando indicios sobre lo ocurrido,
leyeron una escueta anotación en su agenda de bolsillo, “depart Paul”, partida
de Paul, marcada el 19 de abril. Sobre su escritorio, la biografía de Hördelin
que estaba leyendo y en su billetera los dos boletos de entrada para la función
de Esperando a Godot, a la que desistió de ir con su hijo Eric.
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De ESPACIO
FÍLMICA, JACINTARIO (blog del autor), 10/03/2008
Imagen: Art Spiegelman
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