ANTONIO MARTÍNEZ
En 1917 la
Revolución Comunista sacudió las estructuras políticas de todo el mundo. El
cine no se quedó al margen de ese terremoto social y se convirtió en un arma
más del combate revolucionario. Dos años después Lenin firmaba un decreto
nacionalizando la industria cinematográfica y declaraba: “De todas las artes,
el cine es la más importante para nosotros. Debe ser y será el principal
instrumento cultural del proletariado.” El gobierno bolchevique deseaba
servirse de él como elemento de propaganda, sobre todo en un país donde la
mayoría de la población era analfabeta, y bajo esa premisa desarrollaron su
trabajo los grandes directores soviéticos de la época como Pudovkin o Dovjenko.
Pero el gran coloso del cine soviético iba a ser Sergei Mijailovich Eisenstein.
Eisenstein empezó
su carrera como teórico del cine centrando sus estudios en el montaje de las
películas. El director repudiaba el montaje clásico entendido como una suma de
planos. Para él de dos imágenes yuxtapuestas podía surgir una tercera. Por
ejemplo, de la imagen de un ojo y de la de agua surgía la idea de llorar o de
las de una oreja y una puerta, la idea de espiar. En 1924 puso en práctica sus
teorías al rodar su primer largometraje: “La huelga”. Por primera
vez la masa y no unos personajes concretos eran los protagonistas de un drama
cinematográfico.
Pero sería su
siguiente película, “El acorazado Potemkin” (1925), la que se convertiría en un
hito de la historia del cine. Este film narraba el amotinamiento de unos
marineros ocurrido en 1905 en el puerto de Odessa. La película tenía un ritmo
preciso, casi matemático. Apenas había movimientos de cámara. El movimiento
quedaba determinado por la acción y el montaje. La escena más famosa era la de
la escalinata en la que los soldados masacraban al pueblo que se manifestaba en
solidaridad con los marineros. Esta secuencia se convirtió en la máxima
expresión del montaje, gracias a una perfecta combinación de primeros planos,
planos generales y travellings. La imagen de los cosacos,
bayoneta calada, bajando los peldaños en rígida formación o la del cochecito de
bebé que se precipita escaleras abajo forman parte de los momentos más
significativos del arte cinematográfico.
El impacto que
“El acorazado Potemkin” tuvo en todo el mundo convirtió a Eisenstein en el
primer director soviético. En 1927 le encargaron la realización de “Octubre”,
una película épica sobre la revolución de 1917 para la que el director contó
con todos los medios a su disposición: seis meses de rodaje, cien mil extras en
pantalla, presupuesto ilimitado… el film era espectacular pero por primera vez
Eisenstein chocó con la censura del Gobierno. Casi un tercio de la película fue
mutilada para eliminar todas las referencias a León Trotski, que había caído en
desgracia. Eisenstein firmó entonces un contrato con la Paramount y se marchó a
Hollywood, pero no consiguió sacar adelante ningún proyecto. Fue también a Méjico,
donde rodó una película inacabada, “¡Que viva Méjico!”, y
desengañado regresó otra vez a la Unión Soviética. Pero allí cada vez iba a
encontrar más dificultades para realizar su trabajo, ya que su creación
artística era controlada férreamente por el Gobierno de Stalin.
En los años
treinta sólo logró terminar un film: “Alexander Nevsky” (1938), otra de sus
obras maestras. Durante los cuarenta se embarcó en el gran proyecto de contar
en tres películas la biografía del zar Iván IV, conocido como “Iván el
terrible”. El primer capítulo de la trilogía fue muy bien recibido pero el
segundo, “La conjura de los boyardos”, fue entendido como una crítica al
todopoderoso Stalin y acabó siendo prohibido. No se estrenaría hasta 1958. La
tercera parte quedó inconclusa ya que el director cayó enfermo y poco después
fallecía de una hemorragia provocada tras sufrir un ataque al corazón. Con
Eisenstein el cine soviético protagonizó una auténtica revolución expresiva a
nivel mundial, gracias al realismo de sus imágenes, despojadas de todo
artificio teatral, y, sobre todo, por el empleo magistral de las posibilidades
del montaje.
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De SER,
12/02/2018
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