Creemos
comprender a Kinski cuando una mujer negra lo inquiere por sus andrajos, por su
ausencia de brújula, por su porvenir:
¿Por qué vas descalzo?
¿Por qué vas descalzo?
No confío en los zapatos.
¿Por qué vas a pie?
No confío en los caballos.
¿Por qué vas solo?
No confío en las personas.
Quisiéramos tocarle el hombro para advertirle que siempre irá engañado. Que lo traicionarán nubes y hombres. Si pudiera él nos diría lo mismo.
“El diablo es blanco. La muerte es blanca. Todos los blancos están medio muertos” dice el vocero del rey loco de Dahomey.
Kinski masculla: "Aquí los muertos estamos más vivos que los vivos".
¿Por qué vas a pie?
No confío en los caballos.
¿Por qué vas solo?
No confío en las personas.
Quisiéramos tocarle el hombro para advertirle que siempre irá engañado. Que lo traicionarán nubes y hombres. Si pudiera él nos diría lo mismo.
“El diablo es blanco. La muerte es blanca. Todos los blancos están medio muertos” dice el vocero del rey loco de Dahomey.
Kinski masculla: "Aquí los muertos estamos más vivos que los vivos".
Su último engaño
será el espejismo de la nieve más allá de un bote inmóvil.
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De CUADERNOS DE
LA IRA (blog del autor), 20/05/2016
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