ROBERTO NAVIA
GABRIEL
Fue en el corazón
de Barcelona, en la prestigiosa Universidad Ramón Llull, en esa sala cálida con
docentes y estudiantes que estuvieron atentos a la Masterclass sobre periodismo
de investigación y a los grandes reportajes que me han llevado a los escenarios
más calientes de la realidad.
Aquí también
estuvo sentado Gay Talese, me cuenta Jaume Risquete, el brillante docente que
me hizo sentir en casa, mientras navegábamos en esta pasión desbordante de contarles
mil y una historias. Gay Talese –pienso- el veterano escritor y periodista que
escribe sin prisa para inmortalizar a los obreros que construyen el mundo y que
no son invitados a las ceremonias de inauguración de sus obras monumentales.
Talese los entrevista, convive con ellos para resucitarlos, para sacarlos del
mundo de los olvidados. Jaume Risquete sabe de la importancia del periodismo de
investigación, por eso me ha invitado para dar esta clase magistral y me
acompaña con varios libros de autores que han entrado a territorios hostiles y
de peligro, y cuando habla también contagia la fuerza motora de esta
pasión.
“No hay mejor
forma de hacer periodismo que haciendo periodismo de investigación”, le digo de
entrada al auditorio que ha acudido para escuchar cómo se cuecen las crónicas
que le han dado sentido a mi mundo durante los últimos diez años. Para
entonces, las historias brotan y vuelan por toda la sala y se arma una fiesta
de las palabras: Un periodista ambicioso debe escapar de las redacciones porque
desde ahí no se ve lo que pasa en el horizonte… Lo que mueve el mundo de un
redactor es la curiosidad, salir en busca de testimonios, de documentos,
ejecutar el gran viaje, sabiendo que el reportaje tiene que poner su foco en
los que abusan del poder y sobretodo en sus víctimas… Después, sentarse a
escribir no solo para informar, sino, para que el lector se meta en la historia
porque, como decía Truman Capote, el periodismo y la literatura son dos brazos
del mismo río.
Para los
estudiantes de Periodismo que ya habían estudiado tres de mis reportajes de
investigación en las clases monumentales que dicta Jaume Risquete, llegaba el
plato fuerte de la Masterclass: meternos en los misteriosos territorios de
Tribus de la inquisición, en Los colmillos de la mafia y en Esclavos made in
Bolivia, mundos oscuros donde moran los fantasmas de los linchamientos de
vecinos contra vecinos, de traficantes que están matando al gran felino de
América y de personas sometidas en talleres clandestinos de costuras de Argentina
y Brasil. ¿Cómo se hicieron estos trabajos?, ¿cuáles fueron las técnicas que se
utilizaron y los riesgos que se padecieron? Y toda esa montaña de
información que sostiene debajo del mar la punta del iceberg que corona las
largas faenas de investigación.
La universidad
debe su nombre al sabio medieval Ramon Llull, (Palma de Mallorca en 1235 -
1315), el primero en no utilizar el latín sino su lengua vernácula, el catalán,
para escribir parte de su obra filosófica.
La fama de Ramón
Llull traspasa fronteras. Desde Bolivia, José Ros, catalán boliviano y
reconocido docente universitario, sabe que en lo que se refiere al catalán,
Llull fue el primero en utilizarlo para fines filosóficos, lo cual contribuyó a
dotarlo de una prosa culta y especializada.
Aquí hay mucho
por contar y por escuchar, por conocer, por compartir, por recordar. Las
últimas palabras son para rememorar un viejo mensaje del gran reportero del
siglo XX, del polaco Ryszard Kapuscinski, que con voz experimentada dijo: “Si
le teme a las balas, a las víboras, a la fiebre, a las espinas, a las
enfermedades venéreas o a las letrinas, entonces usted jamás será un periodista
de investigación”.
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De EL DEBER,
26/03/2018
Imagen: Afiche del documental TRIBUS DE LA INQUISICIÓN, de Roberto Navia Gabriel, dirigido por Mabel Lozano, España, 2016
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