Me gusta pensar
que, a pesar de que el tiempo pase, la esencia de la gente cambia poco, y
traigo dos ejemplos para reflexionar sobre el asunto. Todos los que somos de
izquierdas tenemos que oír con sopor de vez en cuando a algún conservador
diciendo que la victoria de tal partido político sería terrible, porque nos lo
quitarían todo. ¿Quién no ha oído chorradas como que si ganara Podemos
prohibirían la Semana Santa o nos quedaríamos sin papel higiénico como en
Venezuela, o que a la gente que tenga segundas residencias la obligarían a
prestarlas como viviendas sociales?
Pues a mediados
del siglo XIX los burgueses conservadores pensaban exactamente en estos mismos
términos de los liberales, a pesar de que estos se hallaban lejísimos de ser
“rojos”: solo abogaban por derecho libre de asociación y reunión, prensa libre,
educación para todo el mundo, sufragio universal… Cosas que ahora todos vemos
como derechos elementales de nuestra sociedad. Para algunos, si ganaban los
liberales la cosa iba a ser peor que en Venezuela. Así discuten dos señores de
política en el clásico de la novela decimonónica Martín Rivas, de
Alberto Blest Gana:
“-El derecho de
asociación -dijo- es sagrado. Es una de las conquistas de la civilización sobre
la barbarie. Prohibirlo es hacer estéril la sangre de los mártires y la
libertad y además…
-Yo te viera hablar de mártires y de libertad cuando te vengan a quitar tu fortuna”.
-Yo te viera hablar de mártires y de libertad cuando te vengan a quitar tu fortuna”.
Otra cosa que no
cambian, aparte de los tópicos sobre la gente de izquierdas, son las cualidades
ideales en una pareja. Juan Ruiz, arcipreste de Hita, aseguraba en el Libro
de buen amor, escrito en el siglo XIV, que la mujer perfecta habría de ser,
entre otras cosas, “en la cama muy loca, en la casa muy cuerda”, mientras que
Shakira, en su tema “Perro fiel”, afirma que busca “un tipo atento y cariñoso/
pero que no sea muy celoso/ que en la calle sea un príncipe/ pero que en mi
cama sea salvaje y peligroso”: o sea, cuerdo en la casa, loco en la cama.
El tiempo pasa,
pero la esencia… permanece.
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Foto: mirando
diferentes cosas con que adornar la entrada he dado en Google con esta
simpática imagen, que sale al buscar “libro de buen amor”. No he sido capaz de
encontrar una buena referencia, pero me parece demasiado buena como para
dejarla ir.
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De NINGÚN LUGAR
SAGRADO (blog del autor), 01/02/2018
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